Humberto García Larralde
La ventaja competitiva revelada se refiere al desempeño de un sector o de una empresa a través del tiempo, generalmente en relación con el mercado internacional. Este mercado como rasero para medir la competitividad tiene su razón de ser, tanto en la teoría económica como en las nociones de sentido común en el mundo de los negocios. Desde el punto de vista del análisis estático-comparativo de la teoría del equilibrio general, el mercado mundial se aproxima más a un mercado de competencia perfecta que los mercados nacionales. De ahí, sus relaciones de precios reflejan la mayor eficiencia en la asignación de recursos. Por ende, en la medida que una economía se abre comercialmente (eliminación de trabas arancelarias y para-arancelarias) al resto del mundo, se ve forzada a alinear sus precios con los precios internacionales y a asignar sus recursos de acuerdo a sus ventajas comparativas para competir tanto en el mercado internacional como en el doméstico. Desde una perspectiva dinámica, la exportación pone a la empresa en contacto con las mejores prácticas internacionales en su ramo y permite realizar Benchmarking en relación con actividades o tareas específicas. En tal sentido, se transforma en fuente importante de aprendizaje tecnológico, comercial y gerencial. En general, la presencia en mercados internacionales representa una ventana de información de creciente importancia para el desempeño de cualquier empresa.
Por último, el sentido común señala simplemente que, si una empresa puede competir en el mercado internacional, puede competir también en el doméstico.
Para el siguiente análisis, se asume un concepto de competitividad a nivel sectorial o de la empresa, como el que acuñó la Comisión Presidencial de Competitividad que presidió Ruth de Krivoy en los comienzos del segundo período presidencial de Carlos Andrés Pérez 19. Con datos sectoriales (CIIU a tres dígitos) se examinará el desempeño exportador de la industria manufacturera proveedora del sector petrolero y petroquímico, así como en relación con el mercado doméstico. Finalmente, ello se comparará con la evolución de la productividad laboral y de la inversión en capital fijo.
Gráfico Nº 7
Valor Agregado: Industria Manufacturera, Química y Metalmecánica
Fuente: Encuestas Industriales, OCEI; Anuarios Estadísticos de Precios, BCV; y cálculos propios.
Cabe señalar, en principio, que el producto o valor agregado de la industria química apenas crece un 3% en términos reales 20 durante el período comprendido entre 1984 y 1996, para el cual se tienen datos (Gráfico Nº7). El sector metalmecánico, por su parte, crece casi un 60%, si bien ello implica una tasa interanual de aumento de sólo el 4%. No obstante, en ambos casos la variación no ha sido constante. Entre 1984 y 1989, la industria química decrece en su producto en un 19,5% mientras que la industria metalmecánica cae en un 17,9%. El total manufacturero decrece en un 11,3%. A partir del proceso de apertura y liberalización económica en 1990 hasta el año 1996, último para el cual se tiene información, crece la industria química en un 19,8% y la metalmecánica en un 94,1%. Por su parte, la industria manufacturera en su totalidad aumenta escasamente (0,8%) durante el lapso, experimentando severos altibajos.
Gráfico Nº 8
Valor agregado: Industrias metelmecánicas
Fuente: Encuestas Industriales OCEI; Anuarios Estadísticos de Precios, BCV; y cálculos propios
El comportamiento anterior se inscribe dentro del proceso de desindustrialización que vive el país desde hace diez años y que ha sido documentado en otro lado (García, H., 1999) 21. Cabe señalar las fuertes oscilaciones del producto manufacturero total durante los 90, lo cual parece responder en gran medida a variaciones en la capacidad de planta utilizada ante shocks macroeconómicos de distinto signo, aunque pudiera haber problemas de registro vinculados a la deflación de la serie. Por otro lado, el crecimiento tan fuerte de la industria metalmecánica en general, luego de la apertura, pudiera ser indicio de una importante especialización en torno a las ventajas competitivas del sector. El estancamiento de la industria química indicaría, por el contrario, poca capacidad de respuesta ante las amenazas y oportunidades que depara la apertura.
Un examen más detallado (Gráfico Nº 8) revela que el crecimiento tan fuerte del sector metalmecánico a partir de 1990 se debe exclusivamente a la industria productora de material de transporte, el cual ha gozado de fuertes preferencias en el mercado subregional andino por su altísima protección efectiva. En cuanto a los subsectores que conciernen a este estudio, el producto de la industria fabricante de productos metálicos (CIIU 381) muestra una tendencia hacia la baja a partir de 1992, mientras que la que produce maquinaria no eléctrica (CIIU 382) experimenta intensas fluctuaciones a partir de ese año, con tendencia al alza a final del período. Ello parece guardar correspondencia con la función de inversión, la cual ha sido igualmente fluctuante durante estos años.
Por su parte, en el sector químico (Gráfico Nº 9), crecen significativamente las industrias productoras de sustancias químicas industriales y, en menor grado, los fabricantes de productos plásticos. Decrece significativamente, empero, el subsector de otros productos químicos 22, lo cual explicaría el escaso crecimiento de todo el sector observado en los 90. La especialización provocada por la apertura comercial estaría favoreciendo a los sectores productores de sustancias químicas industriales y de productos plásticos y perjudicando el subsector de otros productos químicos. En resumen, de los subsectores manufactureros proveedores de la industria petrolera y petroquímica sólo el productor de sustancias químicas industriales (CIIU 351) estaría respondiendo positivamente ante las oportunidades de la expansión de estas actividades, mostrándose un retroceso y/o un comportamiento contradictorio en los demás.
Gráfico Nº 9
Valor agregado: Industrias químicas
Fuente: Encuestas Industriales OCEI; Anuarios Estadísticos de Precios, BCV; y cálculos propios
Al observar la formación de capital fijo durante el lapso reseñado (1984-1996), nuevamente la industria productora de sustancias químicas es la única en el sector químico que aumenta sus inversiones: los demás sectores la disminuyen (Gráfico Nº 10). Incluso, la concentración de este incremento en la formación de capital fijo por parte del subsector 351 en el año 1995 hace pensar que se relaciona con un proyecto específico y que se trataría de una inversión no recurrente. En el caso del sector metalmecánico, todos los subsectores disminuyen sus inversiones, inclusive el sector productor de material de transporte, el que más se ha beneficiado de la apertura (Gráfico Nº 11). En este último caso, empero, se aprecia una leve tendencia al incremento en la inversión en capital fijo a partir del año 1993. En fin, se aprecia, desde otro ángulo, el proceso secular de desinversión 23 que viene caracterizando a la industria manufacturera en general, y que pone en entredicho su capacidad de adquirir nuevas tecnologías, ampliar sus plantas y optimizar sus procesos en aras de enfrentar exitosamente la competencia internacional.
Gráfico Nº 10
Capital Fijo: Químicos, caucho, plásticos
Fuente: Encuestas Industriales OCEI y cálculos propios
Gráfico Nº 11
Capital Fijo: Metálicos, maquinaria, otros
Fuente: Encuestas Industriales OCEI y cálculos propios 25
Al examinar la productividad laboral, medida como valor agregado por persona ocupada24 durante el período en estudio, las tendencias son también decepcionantes. Salvo el caso de la industria de sustancias químicas industriales que aumenta significativamente su productividad a partir de 1990, realzada adicionalmente por las inversiones hechas en 1995, los demás subsectores químicos ven reducida su productividad salvo, la industria de productos plásticos25 (Gráfico Nº 12). En el caso de las industrias metalmecánicas, prevalece también la tendencia al estancamiento, salvo en el caso del subsector CIIU 384 (material de transporte), el cual logra aprovechar mucho mejor su exceso de capacidad con las oportunidades de exportación que se le abren en el seno del Pacto Andino (Gráfico Nº 13). Adicionalmente, sólo la industria productora de maquinaria eléctrica experimenta un repunte sostenido en su productividad, aunque de manera intermitente, a partir de 1991. En comparación, la industria manufacturera total exhibe un estancamiento en su productividad, con algunos altibajos, durante el lapso reseñado 26. En resumen, de los subsectores proveedores de la industria petrolera y petroquímica, sólo el productor de sustancias químicas industriales muestra un crecimiento importante en su productividad: los otros subsectores exhiben un estancamiento o un deterioro de esta variable, incluso por debajo del de la industria manufacturera en general.
Gráfico Nº 12
Productividad laboral: Químicos, caucho, plásticos
Fuente: Encuestas Industriales OCEI, BCV, Anuarios Estadísticos de Precios y cálculos propios
Gráfico Nº 13
Productividad laboral: Productos metálicos, maquinaria
Fuente: Encuestas Industriales OCEI, BCV, Anuarios Estadísticos de Precios y cálculos propios
El comportamiento anterior se refleja en las exportaciones. Entre las industrias químicas, sólo el subsector productor de sustancias químicas industriales (CIIU 351) exhibe una fuerte actividad exportadora entre 1992 y 1997 (Gráfico Nº 14), años para los cuales se tienen datos en CIIU, si bien con una fuerte caída entre 1995 y 1996, sin duda por la creciente sobrevaluación del bolívar controlado. Este subsector exportó, durante esos años, entre un 25 y un 40% de su producción bruta, muy por encima de la proporción de las demás industrias del sector y también superior al de la manufactura en general, la cual exportó, en promedio, un 14,2% del valor de su producción bruta durante estos seis años (Gráfico Nº 16). Además, en esta industria la PyMI tiene una presencia exportadora equivalente a más del 10% del total (del sector) en 1996, bastante más alto que la proporción en que participa la PyMI en las exportaciones del sector manufacturero en general (5,1%). Finalmente, las exportaciones de la PyMI productora de sustancias químicas industriales crecieron significativamente casi cuatro veces- entre 1993 y 1996, años para los cuales se tienen cifras (Cuadros A-1 y A-2 del anexo).
Gráfico Nº 14
Exportaciones: Químicos, caucho, plásticos
Fuente: Indi-c
Por su parte, en el sector metalmecánico destacan los volúmenes crecientes de exportación de la industria productora de material de transporte, que explican, en promedio, el 60% del total de exportaciones de este grupo de industrias (Gráfico Nº 15) durante el lapso reseñado. Los demás subsectores metalmecánicos exhiben un estancamiento en sus exportaciones salvo el de maquinaria eléctrica- y exportan una proporción de su producción bruta bastante por debajo del promedio de la industria manufacturera en general (Gráfico Nº 17). Es decir, son industrias orientadas mayormente al mercado interno. En particular, el subsector de productos metálicos, proveedor de la industria petrolera, exhibe un comportamiento hacia la baja en sus exportaciones y de la proporción de éstas con respecto al valor bruto de su producción 27. Ello se asocia a su condición de industria en la que prevalece la pequeña y mediana empresa, en gran parte subcontratista, con poca vocación exportadora. Esto aumenta su vulnerabilidad frente a los altibajos del mercado interno y, en particular, con respecto a las decisiones sobre política de producción y de inversión del sector petrolero. No obstante, dentro de esta tendencia, la PyMI aumenta su participación, pasando de 5,5% a 16,1% del total exportado y creciendo sus exportaciones entre 1993 y 1996 en un 28,6%. Cabe señalar que en la otra industria metalmecánica considerada como proveedora del sector petrolero, la de maquinaria no eléctrica (CIIU 382), las exportaciones que hace la PyMI aumentaron aún más significativamente, en un 111,1% entre 1993 y 1996 por lo que aumentó su participación desde un 19,9% a un 31% del total durante este período. En este sentido, cobra importancia que sea la PyMI la que aparente mayor vitalidad dentro de este sector, por su papel más protagónico en la formación del cluster petrolero examinado.
Gráfico Nº 15
Exportaciones: Productos metálicos, maquinaria
Fuente: Encuestas Industriales OCEI, BCV, Anuarios Estadísticos de Precios y cálculos propios
Gráfico Nº 16
Exportaciones/VBP: Químicos, caucho, plásticos
Fuente: Indi-c, Encuestas Industriales, OCEI, BCV, Anuarios Estadísticos de Precios y cálculos propios.
Gráfico Nº 17
Exportaciones/VBP: Productos metálicos, maquinaria
Fuente: Indi-c, Encuestas Industriales, OCEI, BCV, Anuarios Estadísticos de Precios y cálculos propios.
Si bien las exportaciones indican la capacidad de competir en los mercados internacionales, también hace falta evaluar la capacidad de competir en el mercado interno. Un último indicador de ventaja competitiva revelada a examinar en este trabajo se refiere al peso de las importaciones en la demanda agregada interna de cada sector examinado y de la industria manufacturera en general 28 . De aumentar, la producción local estaría perdiendo competitividad frente a las importaciones. De disminuir el peso de las importaciones en la demanda doméstica, se estaría fortaleciendo la competitividad del sector. Nuevamente, se observa un comportamiento positivo, a este respecto, por parte de las industrias de sustancias químicas industriales (CIIU 351), ya que las importaciones caen de un 56% de la demanda interna en 1992, a sólo el 37% en 1997 (Gráfico Nº 18). Aunque la tendencia general de la manufactura es a mejorar, las demás industrias químicas muestran un comportamiento hacia la pérdida del mercado interno o, en todo caso, un desempeño errático. En particular, el subsector productor de otros productos químicos mantiene su posición en el mercado interno (en torno al 25%) no sin antes haber cedido (y luego recuperado) parte del mercado durante 1995. En el grupo de industrias metalmecánicas, la penetración del mercado interno por parte de las importaciones es bastante mayor, como cabría esperar de un país pequeño con escaso desarrollo de su industria de bienes de capital. Empero, cabe señalar la caída en este indicador en todos los subsectores en 1994, producto del rígido control de cambio instrumentado ese año (Gráfico Nº 19). El subsector de maquinaria no eléctrica proveedora de la industria petrolera- exhibe un mercado dependiente de las importaciones en más de un 80%, mientras que el subsector de productos metálicos logra mejorar levemente su participación en el mercado local entre 1992 y 1997. Cabe señalar, además, que las importaciones pesan bastante poco en el mercado interno atendido por este último sector en torno al 20%- lo cual es inferior a la proporción que muestra la industria manufacturera en general.
Gráfico Nº 18
Importaciones/Demanda agregada: Químicos, caucho, plásticos
Fuente: Indi-c, Encuestas Industriales, OCEI, BCV, Anuarios Estadísticos de Precios y cálculos propios.
Gráfico Nº 19
Importación/Demanda agregada: Productos metálicos, maquinaria
Fuente: Indi-c, Encuestas Industriales, OCEI, BCV, Anuarios Estadísticos de Precios y cálculos propios.
19 Se usaron cifras a precios corrientes provenientes de las Encuestas Industriales de la OCEI, que fueron deflactados según el Indice de Precios al Productor del sector que registra el BCV.
20 El peso de la industria manufacturera en el PIB total de Venezuela decrece desde un 18,1% a menos del 15%, entre 1987 y 1998, según cifras del BCV.
21 Aquí pudiera estar reflejado el descalabro de CORIMÓN, gran productor de pinturas, como también la salida de algunas plantas farmaceúticas ante los controles de precios.
22 En el lapso entre 1984 y 1996, la formación de capital fijo, en términos reales, cayó en un 28,9%. Ello fue resultado de una caída brutal del 50,5% entre 1984 y 1989, y de una muy ligera recuperación, del 3,1% entre 1990 y 1996. Sin duda, la industria venezolana, en general, estaría cosechando inversiones realizadas en el pasado la época de las vacas gordas- con grave riesgo de obsolescencia y de incapacidad creciente para competir con los nuevos desarrollos. Ver también, Baptista, Asdrúbal (1997 b) para una interesante explicación, desde la perspectiva de la economía política, de por qué ocurre este proceso de desinversión en la economía venezolana a partir de finales de los años 70.
23 Las cifras en bolívares corrientes fueron a dólares corrientes, por lo que sobrestiman ligeramente cualquier variación positiva en el crecimiento del capital fijo, por el efecto precio en dólares.
24 Las cifras en bolívares corrientes fueron deflactados con el índice de precio al productor para cada sector, que registra el BCV.
25 Aumentó su productividad laboral en un 37,5% entre 1984 y 1996.
26 Durante todo el período que va desde 1984 a 1996, el incremento en la productividad fue de apenas 7,9%, es decir, una tasa promedia de sólo 0,64%, muy por debajo de la de países industrializados. Sin embargo, se observa que la productividad repunta con relativa fuerza a partir de 1989, aumentando en un 35,4% entre este año y 1996 (tasa interanual de 2,55%). Entre 1984 y 1988 la productividad laboral de la industria manufacturera cayó en un 22,4%. Fuente, Encuestas Industriales de OCEI, Banco Central de Venezuela, Anuarios Estadísticos de Precios (Índices de Precios al Productor) y cálculos propios.
27 Las exportaciones de este sector pasan de ocupar el 11,8% de su producción bruta en 1993 a sólo el 7,8% de la misma en 1997.
28 La demanda agregada interna (DAI) se calculó sumando al valor bruto de la producción por cada sector, el valor de las importaciones y de la variación de existencias, y restándole el valor de las exportaciones, todo ello en USA dólares corrientes.