Espacios. Vol. 7 (1) 1986. Pág 10

El dominio tecnológico: clave para el desarrollo, conceptos e implicaciones técnicas, sociales y políticas.

José Manuel, Martínez (OCEI)


Índice:

RESUMEN:
El objetivo fundamental del autor es presentar el concepto de “dominio tecnológico”, con el que pretende abarcar desde la capacidad de la sociedad para absorber el desarrollo tecnológico, hasta las variables más complejas que deben tomarse en cuenta cuando se habla de este tema, valorizando más claramente las implicaciones sociales y políticas que rodean a la tecnología.


UN MODELO INCOMPLETO: INDUSTRIALIZACIÓN BASE DEL DESARROLLO

La industrialización ha sido por mucho tiempo considerada como factor clave para obtener el desarrollo económico y éste se ha tomado como equivalente de desarrollo social. Nos acostumbramos y lo aceptamos casi como cosa natural.

En los medios internacionales persiste la tendencia a medir el grado de desarrollo de los países por medio de indicado res global es tales como: ingreso per cápita, equilibrio de la balanza comercial, producto interior bruto, etc. en vez de referirse a parámetros de verdadero contenido social, como pueden ser expectativa de vida, morbilidad, nivel educativo, producción científica, cultural y artística, grado de distribución de la riqueza, los bienes y los servicios, etc.

Esa simplificación sigue ocurriendo a pesar de que es bien sabido la dificultad que hay para reunir en pocos parámetros, tan globales, toda la multitud de variables que permitan expresar las múltiples dimensiones del “Desarrollo” de una sociedad. Al referirse solamente a los aspectos económicos y especialmente a la industrialización se pierde de vista la capacidad de un país o de una sociedad para satisfacer sus necesidades y para impulsar la realización de las potencialidades individuales de creación, expresión, comunicación y convivencia, en otras palabras: “su grado de felicidad”.

Esa sinonimia establecida entre industrialización y desarrollo ha conducido a que los países que no tienen todavía capacidad para satisfacer oportunamente las demandas de su población hayan tratado, por todos los medios, de dotarse de una capacidad propia de producción de bienes y servicios y, aunque no se puede negar que la industrialización realizada ha permitido un aprendizaje y una elevación general del nivel de vida, también es cierto, desgraciadamente, que han aumentado en forma sorprendente la dependencia económica y tecnológica de los países más avanzados y persisten y se ahondan las desigualdades internas para el disfrute de los beneficios y riquezas del país.

Dos conclusiones importantes deben sacarse del escueto análisis anterior: a) la conveniencia de definir el nivel de desarrollo en términos más humanos y sociales.

b) la necesidad de reinterpretar el papel de la industrialización para la generación y distribución de mayores beneficios sociales.

Discutamos más a fondo la segunda cuestión. Ultimadamente, de todas maneras, bajo cualquier sistema social interesado en elevar y extender el nivel de vida y disfrute de los productos generados socialmente, la producción industrial es una piedra angular para garantizar este objetivo.

OTRO MODELO INCOMPLETO: INDUSTRIALIZACIÓN SIN TECNOLOGIA PROPIA

Más de veinticinco años de industrialización por sustitución de importaciones han dejado sentir claramente que la instalación de facilidades productivas no basta. El ahorro que se produce de la importación de bienes terminados no llega a compensar frecuentemente la elevación de costos de las materias primas, de las maquinarias, de la tecnología, ni conducen necesariamente a etapas de mayor autonomía.

En un principio se percibió que la clave estaba en desarrollar una capacidad científica nacional, a fin de que ella permitiera producir tecnologías propias en respaldo de la industria nacional, pero ya hace mucho tiempo que se constató, también, que ese modelo unidimensional no funciona en la realidad y que las interrelaciones entre esos factores son muchos más complejas.

Hoy día, en Venezuela, se busca afanosamente apoyar el desarrollo de una capacidad tecnológica propia, capaz de producir productos con diseño propio, sin comprar tecnologías extranjeras, y capaz de dar solución localmente a muchos de los problemas que surgen en la producción o en la utilización de los productos de la técnica. Los grupos de vanguardia estimulan y tratan de proteger la creación de empresas con tecnología propia, la orientación de los centros de investigación hacia el desarrollo tecnológico, la ciencia aplicada y la canalización de la demanda tecnológica del Estado hacia la oferta tecnológica nacional.

El enfoque mayormente técnico que rodea a estas iniciativas permite avizorar el peligro de que se caiga nuevamente en modelos limitados, incompletos, que ahoguen el actual entusiasmo, anulen las posibilidades de progreso y causen nuevas decepciones y fracasos.

EL DOMINIO TECNOLOGICO: CONCEPTO MAS AMPLIO Y PROFUNDO QUE DESARROLLO TECNOLOGICO

 Ha sido muy importante haberse dado cuenta de que se puede ser productor industrial y al mismo tiempo consumidor de tecnología y que con ello la dependencia puede ser aún mayor, pero hay también que reconocer que tener capacidad para producir tecnología no resuelve el problema de fondo, tal como ocurrió cuando se intentó organizar la capacidad de producción científica y eso no produjo cambios en el nivel de desarrollo industrial o de la sociedad. La producción de tecnología, entendida en una primera instancia como capacidad de diseño, conduce más inmediatamente al desarrollo de una capacidad industrial propia y al avance de un proceso de aprendizaje técnico más integral, como veremos más adelante, pero tampoco garantiza por si sola una verdadera elevación del nivel de desarrollo del país, a menos que esté íntimamente imbricada con el funcionamiento y con las relaciones de los diversos sectores económicos y grupos sociales que componen la sociedad.

La diferencia está en entender al desarrollo tecnológico tan solo como un conjunto de actividades técnicas o incorporar a su alrededor e interior numerosas variables de índole social y política.

Dominio tecnológico no significa contar tan sólo con los conocimientos técnicos necesarios para usar equipos y procesos de la última tecnología, hay que saber producirlos, diseñarlos y crear nuevos conocimientos. Significa también tener la capacidad económica y organizativa necesaria para hacer que ellos estén adaptados a las necesidades de nuestra sociedad y a la disponibilidad de nuestros propios recursos y poder llevarlos al mercado nacional e internacional en condiciones atractivas para los clientes. Significa, igualmente, tener la capacidad organizativa y política para crear todo el conjunto necesario de instituciones que le den permanencia y organización a la realización de todas las actividades necesarias para crear, producir, difundir, utilizar la tecnología, sus productos, sus conocimientos. Requiere, por último, lograr que la tecnología se convierta en un componente más de nuestra propia cultura, que la población venezolana la sepa utilizar, producir, crear, que la aprecie como algo suyo. Sólo así podrá ponerla al servicio de sus necesidades de desarrollo.

Organizar las energías del país para enfrentar exitosamente este reto es labor que no puede hacerse sin el consenso de muchos grupos y voluntades. El dominio tecnológico hay que entenderlo, por lo tanto, como proceso social complejo. Conseguir un cierto nivel de dominio tecnológico en alguna o algunas ramas no es asunto que lleve poco tiempo, como no ha sido tampoco así en los países industrializados; ni será un camino suave, una vez se tenga conciencia de su importancia; más aún que la industrialización será un proceso pleno de confrontaciones sociales y políticas, a nivel nacional e internacional. Tratemos de profundizar en los elementos que componen el dominio tecnológico para poder entender mejor las posibilidades y dificultades.


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