ISSN-L: 0798-1015 • eISSN: 2739-0071 (En línea) - Revista Espacios – Vol. 43, Nº 04, Año 2022
CARDONA, Leidy C. & QUINTANA L.I. «Pedagogías de las re-existencias de las mujeres rurales en el
Departamento del Quindío (Colombia). Cultura y COVID-19»
Resistencia y lucha cotidiana, mi lucha cotidiana es sembrar, sembrar, sobrevivir tratar de salir adelante
con todas las cosas, conservar a la humanidad sí. […] mis procesos como resistencia, pero no mis procesos
son esos, tratar de llevar la vida lo más amigable posible con el medio ambiente con la comunidad, con
la gente de producir limpio, de procesar limpio, de transformar (P4, Córdoba, 2021)
De esta manera, el acto de sembrar es, en sí mismo, un acto insurgente que camina hacia la esperanza, y germina
desde los procesos organizativos y asociativos de las mujeres rurales, como forma de propiciar la integración
territorial para producir y proteger las economías locales. Las redes de apoyo sociales y comunitarias que surgen
desde las familias se edifican con base a relaciones de cooperación, corresponsabilidad, de vínculos comunitarios
que se traducen en economías solidarias y que aportan ampliamente a los procesos culturales.
Mi proyecto de vida incluye el trabajo asociativo, pues en eso yo estoy muy clara de que solito no se hace
nada, ni se llega a ningún lado y si se llega no se pasa tan bueno (risas), la asociatividad también es una
forma de hacer resistencia frente a esos modelos de desarrollo, la asociatividad es una forma de crecer
colectivamente; sí, yo si le creo a esas economías solidarias, entonces yo creo que esa es la función que
cumple la asociación en mi proyecto de vida, definitivamente está ahí. (P5 Córdoba, 2021).
Las mujeres se vinculan y organizan germinando luchas colectivas, desde sus saberes, sus sentires y sus
experiencias, por medio de asociaciones que les permiten participar en proyectos, formarse, tener beneficios
para sus fincas, avanzando hacia procesos de justicia social, además desarrollan diferentes iniciativas que se
enmarcan en sus ideales por la identidad y permanencia en el territorio en contra del sistema. Son entonces, las
organizaciones los bordes y los quiebres en que las mujeres transitan como alternativas de, con y para la vida, lo
que permite seguir agrietando ese sistema.
Son semillas de insurgencia que le apuestan desde lo rural para hacer vivas las memorias colectivas, desde sus
re-existencias y el vínculo desde cuerpo-mujer-tierra, esa tierra olvidada, deslenguada, que narra de manera
poética José Luis Pardo;
La tierra misma, ella, escribe, y describe deslenguada su lengua; su lenguaje es el paisaje; sus letras los muebles
e inmuebles que decoran y constituyen el espacio: montañas sobre una meseta, zapatos sobre una mesa, hilos
en un microscopio. La tierra se (d) escribe a sí misma en sus pliegues y repliegues (Pardo, 1991:61)
El cuerpo de la mujer desde sus grafías en la tierra, como maneras íntimas que están en sus genes, en su
expresión fenotípica, sus diversidades anatómicas, profundamente construidas desde su ancestralidad, en su
cuerpo encarnado. Escribir-se cómo texto, pintar-se cómo lienzo, inscribir-se en el lugar del habitar con sus
huellas como trasegar simbólico; mujer nombrada y que se nombra en sensibilidades propias y propicias, que
siente en la potencia del contacto corporal con el suelo que recorre como huella; maneras del andar del mundo
en la vida cotidiana; bios-vidas que se expresan política, ética, estéticamente, en clave de las tensiones de lo
visible y de lo invisible, de sus maneras de ser y de sentir.
La mujer en su suelo como domicilio existencial en la Geo-cultura de Kusch, reconoce una dimensión consiente
de vida, de conciencia histórica, símbolos, sentires, significados otorgados a su cuerpo, al suelo como placer
inagotable para transitar su temporalidad geo-gráfica, el abordaje del cuerpo como lugar, como goce y lenguaje
que convoca a lo colectivo y lo individual, como expresión del habitar.
Las mujeres habitan la tierra, en palabras de (Noguera, 2012) la Tierra-Abya-Yala; desde este lugar el cuerpo
resulta ser uno de los medios más importantes para tejer piel-memoria de esos caminos transitados, a través de
el se materializan las expresiones de resistencia. Con el trabajo etnográfico se gestaron escenarios estético-
artísticos desde las mujeres rurales, partiendo de comprender la estética desde (Mandoki, 2008) como “la