Vol. 41 (Nº 18) Año 2020. Pág. 27
CARO, Flor Edilma 1 y KÁRPAVA, Alena 2
Recibido: 28/01/2020 • Aprobado: 14/05/2020 • Publicado: 21/05/2020
4. Conclusiones y consideraciones finales
RESUMEN: El artículo presenta una investigación bibliográfica de corte cualitativo, pretende analizar la incidencia de la violencia directa, estructural y cultural, en la calidad educativa en Colombia, para lo cual realizamos el estudio del estado de la cuestión y se reflexiona sobre las formas de la violencia en Colombia y su influencia en las dimensiones de la calidad educativa. La mayoría de los estudios relacionan la calidad educativa con las pruebas de conocimiento estandarizadas. Pocos estudios hablan del impacto de la violencia directa y estructural sobre la calidad educativa en sus dimensiones: eficiencia, eficacia, equidad, pertinencia y relevancia. |
ABSTRACT: This article exhibits a qualitative bibliographic research, it intends to analyze the incidence of direct, structural and cultural violence on educational quality in Colombia. Therefore, we carried out the study of the state of the question and reflect about the forms of violence in Colombia and its influence on the dimensions of educational quality. Most studies relate educational quality to knowledge standardized tests. Few studies speak about impact of direct and structural violence on educational quality in its dimensions: efficiency, effectiveness, equity, appropriateness and relevance. |
La necesidad de investigar sobre la calidad educativa en contextos de violencia nace de la problemática de niveles bajos de la calidad educativa en los centros educativos en Colombia. Este hecho se debe a los contextos de violencia directa, estructural y cultural en la que está inmersa la población y los establecimientos educativos colombianos.
Colombia centra el concepto de calidad educativa en la estandarización de un conocimiento, medible y comparable. El Ministerio de Educación Nacional define lo que deben enseñar los maestros y establece los niveles de aprendizajes que tienen que alcanzar los estudiantes. El currículo es homogeneizador y evalúa el aprendizaje por medio de evaluaciones censales. Esta política educativa promueve una formación destinada a las necesidades del mercado requeridas por el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA)3, acordado con Estados Unidos para mantener el control sobre el desarrollo científico y tecnológico, así como el control de los mercados, la industria, el comercio, la economía, la agricultura y los servicios, dejando de lado las necesidades e intereses de los ciudadanos.
El Ministerio de Educación Nacional, a través del Portal Colombia Aprende (2020), ha creado un instrumento de seguimiento y control para medir la Calidad Educativa llamado Índice Sintético de Calidad (ISCE), el cual evalúa el estado académico de cada una de las instituciones educativas de Colombia. Su fin es la implementación de las nuevas herramientas en aras del mejoramiento de los resultados académicos del país. Los componentes a evaluar a través del ISCE son: progreso, desempeño, eficiencia y ambientes escolares. La suma de estos cuatro componentes otorga un puntaje máximo de 10 y mínimo de 01. Se considera que las instituciones que estén más cerca de 10 son las que obtuvieron los mejores resultados de eficiencia y calidad educativa. Véase Tabla 1.
Tabla 1
Índice Sintético de Calidad Educativa 2018 de Antioquia y Colombia
Nivel educativo |
Antioquia |
Colombia |
Básica Primaria |
4.79 |
5.07 |
Básica Secundaria |
4.38 |
4.93 |
Educación Media |
5.31 |
5.57 |
Fuente: Colombia Aprende, (2020)
El Departamento de Antioquia en todos sus niveles se encuentra por debajo de los resultados nacionales. Las políticas educativas en Colombia se acercan cada vez más al mundo del mercado. El neoliberalismo en Colombia ha permeado todas las esferas de la vida social, económica y cultural, por lo tanto, el currículo está diseñado para producir egresados suficientemente capacitados para ingresar en el mundo laboral generando unas lógicas de competencia a través de los índices de eficiencia, como los obtenidos en las pruebas de conocimiento o pruebas estandarizadas.
Las pruebas estandarizadas, o pruebas de conocimiento, denominadas SABER, que Colombia aplica en el territorio nacional para medir la calidad educativa en 3º, 5º, 9º y 11º grados, las elabora el Instituto Colombiano para el Fomento de la Educación Superior (ICFES). Se aplican a los estudiantes de Colombia desde 1990. Sus resultados muestran niveles globales bajos, con tendencias negativas en las materias de Lectura y Matemáticas.
El análisis de las pruebas SABER indica la diferenciación de los centros educativos en función del nivel socioeconómico de la población, lo que establece relaciones jerárquicas entre los estudiantes. El nivel socioeconómico de los estudiantes explica, en gran parte, los resultados en cuanto a los logros. Por ejemplo, en las zonas rurales los menores suelen tener menor acceso a la educación y menores logros académicos en comparación con las grandes urbes (OCDE, 2016; Chica Galvis y Ramírez, 2011).
También resulta importante destacar que la población expuesta a mayor grado de violencia, causada por el conflicto armado, presenta mayores índices de pobreza. Dicha situación se agrava en las zonas rurales, donde la pobreza afecta al 43% de la población, en comparación con el 27% en las zonas urbanas. En igual forma, se advierte la incidencia e influencia de los casos de la desnutrición o embarazo temprano en adolescentes (OCDE, 2016; Duarte, Bos y Moreno, 2012).
En este orden de ideas, nuestro interés recae en el estudio de la calidad educativa y como ésta se ve afectada por la violencia que vive el territorio de Antioquia, escenario de diferentes formas de violencia desarrolladas en los últimos cincuenta años. A pesar de la firma del Acuerdo de Paz entre el Gobierno Nacional y el grupo guerrillero de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la violencia aún continúa. Lamentablemente, en diferentes territorios del país resurgen grupos armados, como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), grupos denominados Bacrim y los mismos grupos disidentes de las FARC.
Es una investigación bibliográfica, fundamentada en el paradigma cualitativo, orientada a la búsqueda de diferentes documentos científicos: libros, artículos, informes del MEN y los resultados de las pruebas SABER, para determinar la influencia de la violencia directa y la violencia estructural en la calidad educativa, el cual se analizará desde cada componente: eficacia, eficiencia, equidad, relevancia y pertinencia.
Para revisar el material bibliográfico se utilizó la revisión documental, técnica que consiste en el conjunto de acciones destinadas a analizar y representar el contenido de los documentos encontrados (Clauso, 1993). Se accedió a la producción científica consultando las bases de datos de SCOPUS, TESEO y el repositorio de tesis doctorales de la Universidad de Granada. Se identificó toda la literatura científica sobre el término calidad, calidad educativa, medición de la calidad educativa, violencia, violencia directa, estructural y luego la influencia de estas violencias en cada una de las dimensiones de la calidad educativa.
Encontramos abundante información en torno a los diferentes factores que influyen en la calidad educativa, pero no pudimos hallar ni un solo trabajo de investigación que haga la relación entre la violencia, su tipología y la calidad, por lo tanto, nuestra propuesta de estudio se centra en profundizar en este aspecto en el material bibliográfico encontrado.
A continuación, se presentan los resultados más destacados de la revisión bibliográfica en función de determinar la influencia de la violencia en la calidad educativa, objetivo propuesto durante la investigación.
Concepción de la calidad educativa en la época del neoliberalismo: Muchas son las definiciones que los autores le han dado al término calidad educativa. La mayoría de ellas se encuentran enmarcadas en las políticas de la globalización mundial, que disponen de una concepción mercantilista de la educación como servicio público de acuerdo con las leyes del mercado, donde juega un papel importante la relación entre la oferta y la demanda. A continuación, se enuncian diferentes conceptos de calidad educativa, los cuales son representativos para este estudio. Autores como Aspin, Chapman y Wilkinson (1994) elaboraron una teoría sobre calidad educativa, que integra tres factores: a) una educación capaz de transmitir a los estudiantes el conocimiento y el aprecio de valores culturales, artísticos, literarios y creativos, b) una educación capaz de dar la respuesta a las necesidades vitales y profesionales a los estudiantes y c) una educación que prepare a los estudiantes para responder a las necesidades del territorio donde viven, e intervenir de forma activa en la sociedad de la cual forman parte.
El Informe de UNESCO (Delors,1996) propone que la educación debe llevar a cada persona a descubrir el tesoro que lleva dentro, lo que supone desarrollar en los estudiantes cuatro aprendizajes en toda su plenitud: aprender a conocer, aprender a ser, aprender a hacer, aprender a vivir juntos con los demás. Este concepto trasciende la visión instrumentalista de la educación, percibida como el camino para obtener resultados académicos e invita a concebir la educación como un todo, lo que implica reformas pedagógicas pertinentes en todos los sistemas educativos del mundo.
Seibold (2000) plantea una concepción de la calidad educativa más integradora, relacionando con ella la importancia de integración de los valores. De acuerdo con el autor, formar en valores tiene una trascendencia que va más allá de la escuela: no se forma para un examen, se forma para la vida.
Braslavsky (2006) amplía el concepto estudiado y plantea que una educación de calidad para todos debe ser diferente a la del siglo XX. Debe atender a la formación emocional, racional y práctica, que forme personas capaces de comprender el mundo. Para esta autora la construcción de una educación de calidad no termina nunca, es como una utopía. Cuando se avanza unos pasos, ella se aleja, porque el mundo cambia, las demandas se incrementan, mientras los sistemas educativos cambian lentamente.
Como respuesta a lo visto hasta el momento, la Oficina Regional de Educación de la UNESCO para América Latina y el Caribe (UNESCO, 2008) ofrece un concepto de la calidad educativa que abarca todas las definiciones anteriores, concibiéndola como el medio para que el ser humano se desarrolle plenamente, crezca y se fortalezca como persona. Para que contribuya al desarrollo y transformación de la sociedad, haciéndola más justa, inclusiva y democrática. Muchos de los discursos científicos actuales destacan el carácter economicista de la educación, basada en la producción de bienes y servicios y una profunda preocupación por la eficiencia y la eficacia en la productividad. Es lo que algunos autores llaman capitalismo académico que se basa en la gestión sobre la evaluación de las actividades académicas y la responsabilidad de los logros de la educación frente a la sociedad (Arias, 2012).
Con el neoliberalismo llega a la educación las leyes del mercado, la oferta y la demanda, la competencia entre los centros educativos, la atención a los estudiantes y padres de familia como clientes, considerando la educación como un bien de mercado. El ideal del neoliberalismo es acabar con la educación pública y llegar a la privatización completa de la educación (Galindo, Gómez y Rodríguez, 2015).
Desde entonces, el neoliberalismo ha impactado a la educación en tres direcciones: 1) en lo económico, reduciendo la inversión en educación; 2) en las relaciones entre sistema educativo y sistema productivo, formando mano de obra cualificada para el sector productivo y 3) en la adecuación del currículo con énfasis en Matemáticas y Ciencias, en perjuicio de las demás áreas del conocimiento y de la formación en valores (Carnoy, 1999).
De acuerdo con lo anterior, la educación pasa de ser una actividad con fines sociales y culturales a una actividad sometida a criterios de competitividad, eficiencia y eficacia, disfrazada de calidad educativa. Un ejemplo claro lo ilustran las políticas educativas generadas por la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), una organización intergubernamental que reúne a treinta y cuatro países comprometidos con las economías de mercado que representan el 80% del Producto Interno Bruto mundial. La OCDE desarrolla instrumentos de evaluación de la educación como el Programa Internacional para la Evaluación de los Estudiantes (2019) que evalúa las áreas de Matemáticas, Ciencias y Lectura con el fin de saber los conocimientos y habilidades de los estudiantes para la participación en la vida laboral en una sociedad del conocimiento. De acuerdo con los resultados de aprendizaje obtenidos en las pruebas, la OCDE elabora el ranking cuantitativo de los resultados por países participantes generando reformas políticas educativas para alcanzar los niveles de logro esperados en términos de calidad y eficiencia, dejando de lado la calidad educativa integral. Colombia ha participado en los últimos años en las pruebas PISA, obteniendo resultados bajos que la ubican en los últimos puestos de los rankings mundiales.
El enfoque economicista de la educación responde a los postulados de la Nueva Derecha4 la que considera que la educación está directamente relacionada con el desempeño académico y, por lo tanto, requiere de altos estándares educativos para que la economía sea más productiva y competitiva en un mercado mundial globalizado (Yepes, 2010). Este concepto llevó a que las autoridades educativas analizaran el rendimiento de los estudiantes por medio de pruebas estandarizadas de evaluación, cuyos resultados se utilizan para medir la calidad de la educación.
En 1980 aparece la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo (IEA), dedicada a promover estudios internacionales de evaluación educativa o estudios comparativos a gran escala en todo el mundo sobre rendimiento escolar. Desde entonces, el interés por la evaluación de los sistemas educativos se ha incrementado en la mayoría de los países del mundo, desarrollando planes sistemáticos de evaluación, cuyo objetivo principal se centra en resultados cuantificables del proceso de enseñanza.
Con el fin de determinar los resultados académicos de los estudiantes como factor de medición de la calidad educativa, los países de América Latina y el Caribe implementaron sistemas de medición estandarizad.
Las pruebas estandarizadas son creadas por los diferentes países para medir el rendimiento académico, sin embargo, los resultados obtenidos en las diferentes evaluaciones que se han aplicado a los estudiantes en varios países han llevado a una única conclusión: la calidad de la educación es baja y desigual (Mizala y Romaguera, 2002). Esta situación ha llevado a las instituciones educativas a una competencia académica que las obliga a elaborar planes de mejoramiento, en aras de elevar el rendimiento académico y aparecer en los rankings de los mejores colegios con los resultados más altos (Bolívar, 2001).
En su artículo de investigación Calidad educativa, más que pruebas estandarizadas, Yepes (2010) concluye que existe la tendencia entre autoridades educativas y diseñadores de políticas públicas a equiparar rendimiento escolar con rendimiento en pruebas estandarizadas y, de acuerdo con los resultados obtenidos, sacan conclusiones sobre la calidad educativa, dejando de lado aspectos importantes de los estudiantes como sus habilidades, sus aptitudes y sus conocimientos implícitos en otras áreas del saber no evaluadas en las pruebas estandarizadas. En la misma perspectiva, la visión de la educación es puramente instrumental, percibida sólo para obtener resultados.
Por lo tanto, la UNESCO (2008) ha establecido cinco dimensiones para definir una educación de calidad: relevancia, pertinencia, equidad, eficacia y eficiencia, dimensiones estrechamente relacionadas, al punto que la ausencia de una de ellas afectaría la calidad de forma global.
En este esfuerzo por determinar lo que es calidad educativa, autores como Ayala García (2015), Bolívar (2001), Braslavsky (2006), Galvez (2005), Murillo, Martínez & Garrido (2016), OCDE (2016), UNESCO (2008), Ullastres, & Ortega (2014) y Yepes (2010) la definen desde diferentes ámbitos, resaltando el enfoque neoliberal donde se prepara al estudiante en el desarrollo de competencias para que ingrese al mundo del mercado. Un ejemplo claro de ello lo presenta Rodríguez (2015) en su estudio Argumentos ético-económicos en los planes de educación en Colombia 1990-2014, en el que concluye que las políticas educativas implementadas durante los últimos veinticuatro años en Colombia han estado enmarcadas en un único discurso denominado neoliberalismo, en el cual todas las acciones de los planes educativos están en sintonía con la economía de mercado.
La calidad educativa vista como Eficacia: Para la UNESCO (2008) “La eficacia implica analizar en qué medida se logran o no garantizar, en términos de metas, los principios de equidad, relevancia y pertinencia de la educación” (p.15). Esta definición de la UNESCO está complementada por una definición que hace Murillo (2005) “Una escuela eficaz es aquella que consigue un desarrollo integral de todos y cada uno de sus alumnos [...], teniendo en cuenta su rendimiento académico previo y la situación social, económica y cultural de las familias” (p. 25)
La calidad educativa vista como Eficiencia: Para la UNESCO (2008) la eficiencia “se refiere a cómo la acción pública asigna a la educación los recursos necesarios y si los distribuye y utiliza de manera adecuada” (p.25). Existe una estrecha relación entre las dimensiones de la eficacia y la eficiencia, ya que los problemas de la primera impactan negativamente en la capacidad de asegurar las metas básicas del sistema educativo. Así, la eficiencia y la eficacia se encargan de la instrumentalización de la educación como función pública, que, unidas a la relevancia, pertinencia y equidad, definen la calidad de la educación.
La calidad educativa vista como Equidad: En el contexto educativo para la UNESCO (2008) la equidad comprende los principios de igualdad y diferenciación, porque una educación ajustada a todas las personas logra que tengan todas ellas las mismas oportunidades para alcanzar los fines educativos en condiciones de igualdad. Una educación de calidad debe ofrecer los recursos necesarios para todos los estudiantes, según sus capacidades, para que puedan alcanzar los máximos niveles de aprendizaje, desarrollar las competencias necesarias para ejercer la ciudadanía, insertarse en la actual sociedad del conocimiento y ejercer su libertad.
La calidad educativa vista como Pertinencia: Para la UNESCO (2008) el concepto de pertinencia se refiere a la necesidad de que la educación sea significativa para personas de distintos estratos sociales y culturas y con diferentes capacidades e intereses, de forma que puedan formarse como sujetos en la sociedad, desarrollando su autonomía, su autogobierno, su libertad y su propia identidad. La pertinencia logra que todos los estudiantes se integren al sistema educativo permitiendo una apropiación de aprendizajes significativos para todos. Por lo tanto, la educación debe ser inclusiva y flexible y debe adaptarse a las necesidades y características de las personas.
La calidad educativa vista como Relevancia: Para la UNESCO (2008) la educación será relevante en la medida en que promueva aprendizajes significativos desde el punto de vista de las exigencias sociales y del desarrollo personal. Tales aprendizajes están a su vez mediatizados por el contexto social y cultural en que se vive. La relevancia se refiere al qué y al para qué de la educación. Ello implica preguntarse por el tipo de educación que se quiere de acuerdo con las necesidades del contexto. En consecuencia, cada sociedad debe priorizar y establecer como relevante lo que debe contener su Plan Curricular, uno que permita la formación de los ciudadanos que necesita.
Después de tener claros los conceptos sobre las dimensiones de la calidad, que nos propone la UNESCO, es importante pensar cómo influye la violencia en la calidad de la educación en el caso de Colombia. Para entender qué es la violencia y las formas en las que ésta se presenta, recurrimos a la obra de Galtung (2003), un referente para los estudios de Conflictología e Irenología, ciencias enfocadas hacia el estudio de la Paz, los Conflictos y la Violencia, con el fin de ofrecer a la sociedad unas propuestas transformadoras de las realidades destructivas.
Violencia: según Galtung (1985, p. 140) “la violencia está presente cuando los seres humanos se ven influidos de tal manera que sus realizaciones efectivas, somáticas y mentales están por debajo de sus realizaciones potenciales” por lo tanto, la violencia corresponde a todo aquello lo que, siendo evitable, impide, obstaculiza o no facilita el desarrollo del individuo, el crecimiento de sus capacidades potenciales. Para Galtung (2003) la violencia presenta una triple dimensión: Directa, Estructural y Cultural, estrechamente relacionadas entre sí.
Violencia Directa: Galtung, (2003) define la Violencia Directa como “La violencia manifiesta, es el aspecto más evidente de ésta. Su manifestación puede ser por lo general física, verbal o psicológica” (p.140). Es la violencia con la cual las personas están más familiarizadas. La Violencia Directa, como indicador tangible, y la violencia estructural como trasfondo explicativo, coinciden en un escenario de violencia deliberada. La Violencia Directa sería la máxima expresión del fracaso de poder transformar la realidad colombiana por medios pacíficos, manifestada en actos violentos físicos, verbales y psicológicos. La guerra tradicional ha sido interpretada como el ejemplo más claro de la Violencia Directa, en la cual los ejércitos se enfrentan y se quitan la vida entre sí, otras agresiones como asesinatos, robos, maltratos domésticos, violaciones, también son entendidas como Violencia Directa.
Violencia estructural: Galtung (2003) explica que la Violencia Estructural es una “violencia intrínseca a los sistemas sociales, políticos y económicos, que gobiernan las sociedades, los estados y el mundo” (p.140). La Violencia Estructural es definida como la violencia indirecta originada por la injusticia y la desigualdad, consecuencia de la estructura social. La Violencia Estructural es más devastadora y destructiva que la Violencia Directa y Cultural. Para Galtung (2003) “la Violencia Estructural es la suma total de todos los choques incrustados en las estructuras sociales, locales y mundiales, solidificados de tal forma que los resultados son injustos, desiguales y casi inmutables” (p.16). Por ejemplo, la pobreza mata a más personas que las guerras, pues la violencia se ha definido como la causa de la diferencia entre lo potencial y lo efectivo, cuando no garantiza el acceso a los bienes como alimentos, agua, vestido, vivienda, medicamentos, escolaridad.
Violencia cultural: es definida por Galtung (2003) como aquellos aspectos de la cultura materializados por medio de la religión, la ideología, el arte, el lenguaje y las ciencias en sus diferentes manifestaciones, que justifican o legitiman la violencia directa o estructural. La manifestación más radical de la violencia cultural es la deshumanización del otro, a fin de hacerlo parecer inferior, indigno, asignándole móviles negativos y egoístas. La Violencia Cultural es la negación de las necesidades humanas que representan la violencia directa y la violencia estructural. Los intentos de imponer los modelos culturales universales terminan convenciendo a las clases oprimidas y justifican la forma de existencia y sufrimiento sin plantearse otras alternativas, como señala Nietzsche (1994) “Todo los que pervive durante mucho tiempo se ha ido cargando de razón, hasta el extremo de que nos resulta inverosímil que en su origen fuera una sinrazón” (p.35). Por lo tanto, la Violencia Cultural se combate desde la cultura, en un proceso lento pero posible.
Después de analizar los diferentes conceptos de calidad educativa, se seleccionó el concepto de la UNESCO, el cual concibe la calidad educativa como el medio para que el ser humano se desarrolle plenamente, crezca y se fortalezca como persona, para que contribuya al desarrollo de la sociedad, transmitiendo sus valores y su cultura.
Influencia de la violencia en la Eficacia escolar: Recordemos que la Eficacia debe dar cuenta en qué medida acceden los menores a la educación, permanecen en ella y culminan los ciclos escolares, también en qué proporción son logrados los objetivos establecidos en la educación: la promoción de los estudiantes, la evaluación de los aprendizajes y el desarrollo integral de los educandos.
De acuerdo con la anterior definición de la UNESCO (2008), la permanencia y la finalización de los ciclos escolares son los aspectos de la eficacia escolar más afectados por la violencia. Un estudio adelantado por la Coalición (2006) denominado Coalición contra la vinculación de los niños, niñas y jóvenes en el conflicto armado en Colombia, en los Departamentos de Chocó, Putumayo, Cauca, la Costa Caribe y la ciudad de Medellín, muestra las situaciones de violencia que han vivido los menores y que afectan la eficacia educativa. Entre las situaciones de violencia se encuentran: maestros o docentes amenazados por actores de grupos criminales, enfrentamientos entre grupos armados, lo que impide que los niños asistan a la escuela, desplazamiento masivo de la población por ataques de grupos paramilitares o por fumigación de cultivos, deserción de los estudiantes por necesidad de trabajar en cultivos ilícitos, debido a la extrema pobreza y reclutamiento masivo de jóvenes por parte de los grupos armados.
Los hechos violentos descritos afectan de manera directa la permanencia y finalización de los ciclos escolares. El alto índice de deserción escolar en cada uno de los niveles educativos es asociado al desplazamiento y al desarraigo que viven las familias, así como al reclutamiento de los menores en edad escolar. El número de población escolar víctima del conflicto es alto en las diferentes regiones de Colombia. La vinculación de menores al conflicto armado se caracteriza por tres tipos de reclutamiento:
Según los datos del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (2019) el 50% de los integrantes de las bandas criminales son menores de edad. 5.708 menores de edad son provenientes de guerrillas, grupos paramilitares y bandas criminales, que habían dejado la escuela, fruto del reclutamiento forzado o el ingreso voluntario a estas organizaciones criminales, lo que significa que la deserción escolar se produjo terminando el ciclo escolar de Educación Primaria o iniciando la Educación Secundaria.
En Colombia, el desplazamiento forzado es un aspecto agravante de la calidad de vida, la dignidad y la integridad física, moral y psicológica de las familias que lo padecen y, de manera especial de los menores, el intempestivo abandono del lugar de residencia los obliga a interrumpir sus ciclos de formación educativa, causando deserción escolar. El desplazamiento forzado se constituye en una tragedia humanitaria al dar lugar a la vulneración múltiple, masiva y continua de los Derechos Fundamentales de los menores, potenciando el abandono escolar (ACNUR, 2010).
Al respecto, Arias, Erazo y Álvarez (2009) explican cómo el miedo afecta la forma de configurarse la actitud sensible de los menores y aducen que los hechos violentos interfieren en el desarrollo de la capacidad y habilidad para ser felices. La violencia no sólo genera afectaciones físicas, sino también psicológicas y, a su vez, bajo rendimiento académico. Además, la interiorización de la violencia por parte de los menores hace que crezca el riesgo de que participen como sujetos activos dentro de los grupos armados (UNESCO, 2011).
Influencia de la violencia en la Eficiencia escolar: Para la UNESCO (2008) la Eficiencia está relacionada con el costo con que dichos objetivos educativos son alcanzados, el financiamiento destinado a la educación y el uso de los recursos de manera adecuada.
La violencia en el entorno de la institución educativa es uno de los factores que incide en los resultados educativos (Bowen y Bowen, 1999). Esta variable da cuenta de situaciones específicas de conflicto como la criminalidad y la fragmentación del tejido social. Según Baker (1998), las instituciones educativas insertas en entornos de violencia trabajan en mayor aislamiento y sus miembros participan menos en la comunidad escolar. La violencia, la agresión y la intimidación tienen un impacto directo en los estudiantes provocando en ellos desajustes psicológicos que repercuten de forma negativa en diferentes aspectos de su personalidad y que influyen en su aprendizaje (Espinoza, 2006).
Los menores son más vulnerables en situaciones de violencia, las experiencias crueles de la Violencia Directa, Estructural y Cultural trae como consecuencias la deserción, la repitencia5 y la extraedad, afectando la eficiencia educativa que se pretende lograr. Para Higuera (2015) la extraedad se presenta cuando un estudiante está cronológicamente por encima de sus compañeros de clase, generalmente se presenta como resultado de repeticiones sucesivas causadas por la deserción. La repitencia amenaza la eficiencia ya que se deben invertir recursos económicos nuevamente a un estudiante que no fue promovido y debe cursar por segunda o más veces el mismo grado.
Influencia de la violencia en la relevancia: De acuerdo con la UNESCO (2008) una educación de calidad debe ser Pertinente, significativa para las personas de todos los estratos sociales y culturas con diferentes capacidades e intereses. Para Toranzos (1996) una educación de calidad relevante es aquella cuyo contenido responde adecuadamente a lo que los individuos necesitan para desarrollarse como personas en sus dimensiones intelectual, afectiva, moral y física, y que les permita desempeñarse en los diversos ámbitos de la sociedad: el político, el económico y el social.
Para la UNESCO (2008) la educación será relevante en la medida en que promueva aprendizajes significativos desde el punto de vista de las exigencias sociales y del desarrollo personal. Tales aprendizajes están a su vez mediatizados por el contexto social y cultural en que se vive. La relevancia se refiere al “qué” y al “para qué” de la educación. En consecuencia, cada sociedad debe priorizar y establecer como relevante lo que debe contener su Plan Curricular, que permita la formación de sus ciudadanos.
Para el Ministerio de Educación Nacional de Colombia (MEN, 2019) la palabra pertinencia significa responder a las necesidades y expectativas de los estudiantes, e implica el reconocimiento de las condiciones propias de los menores que acceden al sistema educativo para atenderlo en sus especificidades, condiciones que incluyen ambientes sociales y familiares. De acuerdo con Sánchez y Díaz Escobar (2005) esta tesis del Ministerio de Educación no responde a la educación que necesita Colombia porque sólo responde al modelo socioeconómico del país y no responde a los problemas que genera la violencia directa, estructural y cultural en que está inmersa Colombia, la educación actual responde a las exigencias de calidad que el MEN ha implementado a través del ISCE y las pruebas estandarizadas como las pruebas SABER y PISA, por lo tanto el currículo no responde a los contextos de violencia en que se encuentran las diferentes regiones.
Influencia de la violencia en la equidad: Para la UNESCO (2008) la Equidad comprende los principios de igualdad y diferenciación, ya que una educación ajustada a todas las personas logra que tengan las mismas oportunidades para alcanzar los fines educativos en condiciones de justicia. Una educación equitativa debe ofrecer los recursos necesarios para todos los estudiantes, según sus capacidades, para que alcancen los máximos niveles de aprendizaje y desarrollen las competencias necesarias para ejercer la ciudadanía.
Según Ordas (2008) las deficiencias más marcadas se presentan en la formación rural, la deserción y la falta de acceso a las universidades, aspectos para los que la UNESCO pide una solución. Pero las problemáticas educativas tienden a invisibilizarse al contemplarse mayoritariamente las dinámicas de la Violencia Directa lo que termina por desdibujar las violencias estructurales de la sociedad como la pobreza, la exclusión y la segregación que vive Colombia, lo que concuerda con Sarmiento (2001) exdirector del Programa Nacional de Desarrollo Humano. La desigualdad en Colombia es el reflejo de una crisis social, una injusta distribución de los recursos económicos expresados en que el 20% de los colombianos que pertenecen a la clase socioeconómica alta del país, controla el 80% de la riqueza nacional.
Mina (2004) se preguntó por el impacto de variables de los municipios con presencia de conflicto armado sobre la calidad de la educación y encontró que la pobreza y la desigualdad tienen un impacto negativo en la calidad de la educación, a mayor pobreza y desigualdad en el municipio, mayor inequidad, menor calidad de la educación. Infortunadamente la mayoría de los estudios se concentran en mediciones formales de la educación, en resultados de aprendizaje demostrados en pruebas estandarizadas y no se ocupan del impacto de la educación en el desarrollo de las dimensiones afectivas del ser humano.
Posada (2001) discute cómo Colombia reemplaza el concepto de conflicto civil entre miembros de un mismo Estado por conflicto armado, para internacionalizarlo como estrategia para su solución. Esta opción permitió al Gobierno enfrentar las causas de la violencia y la crisis humanitaria que se daba con el desplazamiento forzado de millones de campesinos colombianos. De allí nace el Plan Colombia, un acuerdo bilateral entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos, el cual se enfocó en la lucha contra el narcotráfico y dar apoyo económico a las víctimas del conflicto armado, conflicto que presenta actualmente 8.847.047 personas víctimas, registradas históricamente en el Registro de Unidad de Víctimas (2019).
Gaviria (2017) expone en su artículo Educación rural colombiana, problemas y retos, como la población rural no solo vive la violencia de los grupos armados sino que presenta gran carencia de recursos, ausencia de salones adecuados, falta de material didáctico, falta de laboratorios, implementos deportivos y demás espacios de aprendizaje, así mismo la población campesina, indígena y afrodescendiente debe enfrentar grandes niveles de discriminación cultural, racial y social, poniendo en evidencia la debilidad del Estado colombiano para proteger los derechos de dichas comunidades y garantizar la educación como derecho fundamental en todo el territorio, por lo tanto la violencia estructural que genera el mismo Estado no logra superar la pobreza y la desigualdad, afectando directamente la calidad educativa.
Influencia de la violencia en la relevancia: Para la UNESCO (2008) la educación será relevante en la medida en que promueva aprendizajes significativos desde el punto de vista de las exigencias sociales y del desarrollo personal. Tales aprendizajes están a su vez mediatizados por el contexto social y cultural en que se vive. Por lo tanto, la educación que se imparta a los educandos debe atender no sólo aspectos cognitivos, sino aspectos necesarios para desarrollar una educación más humana.
Para Murrillo y Román (2010) la calidad educativa se reduce a evaluar los desempeños de los estudiantes en áreas curriculares como Lenguaje, Matemáticas, Ciencias y Ciencias Sociales, dejando de lado la formación del ser con sus habilidades, sentimientos y comportamientos, que le permiten formarse como ser integral. Las escuelas inmersas en contextos de violencia necesitan un currículo enfocado en una Pedagogía para la resiliencia y la paz, sin embargo, la educación en Colombia está definida por un Plan Curricular, basado en competencias, que responde a las pruebas de conocimiento que evalúan las pruebas SABER y las pruebas PISA.
Ordás (2008), en su investigación sobre conflicto y violencia en Colombia, propone la construcción, deconstrucción y re-significación el Plan Curricular de Colombia, para que responda a las situaciones de violencia y pobreza que viven los menores. Aunque el Decreto 1038 implementa la Cátedra para la Paz en Colombia, para que se incorpore al Plan Curricular en todos los establecimientos educativos de Preescolar, Básica y Media Educativa, con el fin de crear una cultura de paz en los menores, no es suficiente. No es sólo incluir la Cátedra para la Paz, es transversalizar todas las áreas hacia la paz, con una pedagogía orientada hacia la resiliencia, porque los menores que viven situaciones de violencia necesitan un currículo enfocado en el perdón, la paz y la sana convivencia, así como la creatividad y el desarrollo de habilidades para la vida.
La reflexión en torno a la calidad educativa y cómo ésta es afectada por la violencia en sus diferentes manifestaciones, aporta un conocimiento necesario para promover una educación que integre las dimensiones de la eficiencia, la eficacia, la equidad, la relevancia y la pertinencia de la educación.
La calidad educativa es un tema que se presta para acomodar discursos e idolologías en aras de la excelencia. Sin embargo, es mucho más profundo su significado. Alcanzarla requiere grandes esfuerzos demostrados en políticas educativas que deberían redundar en el desarrollo integral de los educandos. El Estado debería comprometerse con los ciclos escolares en todo el territorio colombiano, facilitando la presencia de los docentes idóneos, infraestructura, materiales educativos, alimentación escolar para todos los niños y un currículo pertinente y relevante que ayude a subsanar el quebrado tejido social quebrado por la violencia.
La violencia siempre ha sido un factor que ha influido en todos los sectores del país, donde la educación ha llevado la peor parte. Los menores, víctimas de la violencia, en sus diferentes manifestaciones, necesitan de una atención especial para que logren superar los traumas y demás afectaciones de las que hayan sido víctimas.
La eficiencia, la eficacia, la equidad son las dimensiones que más ha vulnerado la violencia directa y estructural. El desplazamiento de las familias genera deserción, haciendo que los menores no logren culminar los ciclos escolares, generando repetición del grado nuevamente. Esto genera bajos índices de promoción donde los menores no alcanzan los objetivos curriculares.
Así mismo, no hay relevancia ni pertinencia de la educación que se imparte en las diferentes regiones afectadas por el conflicto, la pobreza y la desigualdad. Los planes curriculares no responden a las necesidades de los estudiantes, se hace necesario la actualización del currículo, el cual fue adoptado en Colombia desde 1994, ajustarlo a las realidades que viven las comunidades, enfocar los aprendizajes en los pilares de la educación que propone Delors: ser, hacer, conocer y convivir.
Un enfoque epistemológico de la educación integral aportaría grandes cambios al currículo, es un proceso complejo, pero se puede iniciar resignificándolo, haciendo cambios estructurales en los fines de la educación, a quien se educa, cómo y para qué, es el deber ser de la educación, impactando de manera positiva a los estudiantes en las esferas desde lo emocional, lo comportamental y lo cognitivo, generando nuevas comprensiones del fenómeno de la violencia y cómo superarla a través de la educación, por lo tanto una educación de calidad debe ayudar a los educandos a superar los episodios adversos, traumas, para que puedan continuar una vida llena de motivación y grandes expectativas, este aspecto lo trataremos en el siguiente artículo.
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1. Magister en Educación Universidad de Medellín; Rectora de la Institución Educativa San Luis Gonzaga de Santa Fe de Antioquia. E-mail: florcaroc@yahoo.es, florecaroc@gmail.com
2. Doctora en Paz, Conflictos y Democracia. Investigadora del Instituto de la paz y los Conflictos de Universidad de Granada, España. Vocal de Educación del centro UNESCO de Andalucia. E-mail: akarpava@ugr.es
3. El Acuerdo de Libre Comercio de las Américas (ALCA) es el nombre oficial con que se designaba la expansión del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Estados Unidos, México y Canadá), al resto de los estados del continente americano, excepto Cuba.
4. Michael (2013) define la Nueva Derecha como la alianza ideológica conformada por personas y grupos económicos neoliberales que trabajan por soluciones de mercado para los problemas educativos.
5. La repitencia escolar se presenta cuando un estudiante tiene que cursar por segunda o más veces un grado debido a que no fue promovido por bajo rendimiento escolar.
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