Espacios. Vol. 35 (Nº 1-Especial) Año 2014. Pág. 2 |
Turismo y Desarrollo Sustentable: fortaleciendo la comunidad, la innovación y el poder local de negociaciónTourism and Sustainable Development: Empowering Communities, Innovation al local negotiation capacitiesChristine LE GARGASSON 1 y Arnoldo PIRELA 2 Este trabajo contó, entre otros, con el apoyo de ECOS-Nord-FONACIT y del Laboratorio de Innovación y Aprendizaje (LIA). Es uno de los resultados del Proyecto: “Petróleo, tejido productivo y turismo en la cuenca del río Orinoco ¿qué opciones para un desarrollo sustentable de los territorios?” y del Proyecto LOCTI: “Tejido Productivo y Turismo en Venezuela: Innovación y Desarrollo Sustentable”. |
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RESUMEN: |
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IntroducciónLas ideas sobre desarrollo sustentable irrumpieron en la agenda política hace ya muchos años. Especialmente durante la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro-1992, sirvieron para alegar una doble e implacable constatación: las estrategias de desarrollo predominantes durante esas últimas décadas del siglo XX no lucían efectivas para reducir las desigualdades en grandes zonas de la tierra, a la vez que impactaban profundamente – en casos de manera irreversible – sobre los equilibrios ambientales indispensables para la vida humana. Se avanzaba así en una tendencia de opinión 3 y políticas públicas, en marcha hacia una mayor preocupación respecto de los temas ambientales (Council on Foreign Relations, 2011). Acerca de lo cual hay que reconocer variaciones de ritmo en el tiempo, particularmente en los períodos de aguda crisis económica mundial como el actual. Lo que preocupa a las organizaciones y sectores de la opinión mundial que son más sensibles o están más activamente involucrados en la causa ambiental. La comunidad científica internacional ha hecho su contribución con este rumbo general de interés en el tema. En los años sesenta se aceleró su ritmo, acompañado por “Primavera Silenciosa” de la bióloga Rachel Carson; y se afirmó con el impactó notable que sobre la opinión pública mundial causó el informe de Donella Meadows, con doctorado en biofísica e investigadora del MIT, sobre los “Límites del Crecimiento”, realizado a solicitud del Club de Roma; probablemente el primer gran éxito de opinión para una ONG ambientalista, presidida por el economista y activista político Aurelio Peccei. Los biólogos, químicos y especialistas en dinámica de sistemas y ecología habían provocado el nacimiento de una opinión pública global en relación con los pesticidas y otros problemas que ponían el foco de atención sobre las industrias química y petroquímica, fenómeno que se alimentó de grandes desastres ambientales con importante trascendencia mediática como “Love Canal” en USA (finales de los 70’s), el naufragio de la “Amoco Cadiz (1978) o la terrible catástrofe de Union Carbide en Bhopal-India (1984) y muchos otros accidentes o desastres que han llenado durante estos años las “páginas amarillas” de los diarios y los horarios estelares de la televisoras. Actualmente podemos argumentar acerca de la potenciación del fenómeno de sensibilización ante el tema ambiental, particularmente en los países más desarrollados, consecuencia, entre otros, de los muy exitosos esfuerzos de divulgación de los climatólogos (Wilke, Adam, 2013) respecto a los impactos de las emisiones de gases de efecto invernadero de origen antrópico. Pero no obstante esa contribución de los científicos “duros”, detrás de ese fenómeno de opinión pública mundial nos interesa particularmente algunos aspectos claves y con impacto sobre el tema del turismo y sus tendencias más actuales en favor de un turismo de naturaleza y respetuoso de los procesos culturales locales. También nos interesan elementos que son comunes a todo o casi todo el variopinto espectro del pensamiento sobre el desarrollo sustentable, desde Amartya Sen, el PNUD y el IPCC hasta Joseph Stiglitz o Al Gore o su premiada película “Una verdad incómoda”. El objetivo de este artículo es exponer los elementos esenciales de una estrategia concebida para el caso de Ciudad Bolívar, precisamente para dar cuenta de la complejidad de dimensiones que requiere hoy invocar el desarrollo sustentable del turismo. También nos interesa destacar tanto el papel de la experimentación como de la innovación con relación al turismo y en el marco del desarrollo sustentable, pero entendidas en su sentido más amplio que no puramente tecnológicas, sino todas aquellas dimensiones en que tanto sus factores determinantes como los impactos se reflejan en la compleja trama de aspectos económicos, organizativos, ambientales, sociales e institucionales o políticos. No obstante, queremos advertir al lector que el objetivo de este artículo está muy lejos al de hacer un “survey” o revisión exhaustiva sobre los temas del desarrollo sustentable (UN-DESA, 2012), sobre las tendencias en ese pensamiento (Harris, Wise, et al, 2001), ni tampoco sobre el tema de la innovación en turismo. En relación con los aspectos teóricos sólo nos interesa llamar la atención de algunos elementos que nos permiten leer con mayor amplitud la estrategia expuesta para el caso de Ciudad Bolívar. Ubicándonos en ese amplio espectro del pensamiento sobre desarrollo sustentable y destacando que los diversos enfoques o llamados en favor de un desarrollo sustentable invitan a todos los actores - públicos, privados, institucionales y sociedad civil - para garantizar que sus decisiones, estrategias de desarrollo y acciones sirvan para construir equilibrios sostenibles frente a desafíos económicos, sociales, ambientales o éticos; de modo que tanto las actuales como las futuras generaciones puedan satisfacer sus necesidades y construir bienestar. Una tarea nada fácil especialmente en el caso Venezuela, atosigada desde hace tres lustros por una extrema polarización política e ideológica. Desarrollo sustentable: desde una visión pluridisciplinaria y con un enfoque multiactoresNos interesa destacar que las distintas visiones y enfoques sobre desarrollo sustentable sostienen o respaldan análisis y propuestas pluridisciplinarias y multiactores, particularmente en los aspectos teórico-metodológicos, incluso desde el punto de vista práctico aunque no en todos los casos son explícitas visiones y enfoques en relación con la organización de las acciones destinadas a promover el desarrollo. Además, y no obstante la aguda controversia que se alimenta desde trincheras político-académicas, afirmamos que es posible identificar en casi todos una crítica fundamental a los enfoques tecnocráticos, bien sean estos de carácter paternalista, autoritario, neoliberal u otros 4. En América Latina, por ejemplo (Gadynas, 2004), afirma que: “... la sustentabilidad débil es sobre todo una apuesta tecnocrática, y por lo tanto enfatiza la gestión y el gerenciamiento” y concluye enque “las vertientes fuerte y súper-fuerte aceptan la mirada técnica pero como una entre varias”. Ahora bien, lo relevante, es el reconocimiento de que para todoses indispensable una “...aproximación política, entendida como un debate y deliberación pública entre los diferentes actores envueltos en la temática del desarrollo” 5. Desde nuestro punto de vista el debate acerca de la tecnocracia, es más una cuestión de equilibrio y de transparencia: la tecnocracia permite planificar y organizar las intervenciones públicas y la Agenda 21 o los sistemas de indicadores de responsabilidad social y ambiental son ejemplos de ellas. Aún más,asumimos que en estos asuntos las posiciones no distan mucho unas de las otras. Esto si tomamos la conclusión que sobre el debate hace Kenneth A. Shepsle, a quien no se le podrían clasificar como “fuerte o súper-fuerte”, en el sentido de Gudynas. Entonces podemos resumir nuestra visión respecto a este tema del desarrollo sustentable del turismo echando mano de la expresión de Shepsle: “La política ya no solamente es parte del problema, también es parte de la solución” 6. Partimos de la idea de que el turismo está involucrado en ese desafío. Con 940 millones de viajes internacionales en 2010 (OMT, 2012) y una movilidad creciente de las personas, el turismo se ha convertido en un fenómeno planetario, mientras que en países como Venezuela, Brasil o Chile el consumo de los nacionales durante vacaciones y días festivos supera el 80% del total atribuido a los turistas extranjeros. Por otra parte, si bien el turismo es un fenómeno muy antiguo, su crecimiento se ha acelerado con el desarrollo de las infraestructuras de transporte, el mejoramiento del nivel de vida en grandes zonas del globo, con la apertura de los grandes bloques ideológicos de la Guerra Fría y con la mundialización de los intercambios y con la dinámica misma del cambio tecnológico y la innovación, tanto en sentido amplio como en el específico a las tecnologías de Información y Comunicaciones (TIC’s). Se puede decir que casi toda la superficie del planeta se volvió una cancha del juego para satisfacer las aspiraciones de los individuos y grupos humanos a viajar por todo su país o por todo el globo. Ese fenómeno se acompaña de una dispersión geográfica cada vez más importante, tanto en el nivel de la oferta como de la demanda. Además, en los países menos avanzados el turismo se está volviendo uno de los sectores que más contribuyen positivamente a la balanza de pagos: mientras la parte del turismo dentro de las exportaciones de servicios alcanza al 30% en el nivel mundial, y a más de 53% para los países menos avanzados; también es la primera fuente de divisas para el 38% de los 50 países más pobres de la tierra. 7 Así pues, desde la perspectiva de la demanda, tal crecimiento explosivo demuestra que el turismo se volvió tanto una necesidad como un gusto para muchos de nuestros contemporáneos. Además, dependiendo del motivo de su desplazamiento, personal o profesional, el viajar es fuente de grandes emociones para el homo turisticus, ávido de conocer, de “descubrir el otro lugar”, de comprar una oportunidad para descansar o juntarse con los suyos y un espacio para reunirse con colegas o clientes cuando se trata de turismo de negocio. Incluso el fenómeno ha llevado a sociólogos (Dumazedier, Joffre,1962) y economistas (Serna, J. M. 2005), a reflexionar sobre la sociedad del ocio o sobre la economía del ocio; en este último caso confrontada a la teoría económica del trabajo como la definió Adam Smith en 1776. Así pues, en el nivel de la oferta el turismo responde a distintas necesidades: una contribución a la creación de valor donde hacen falta fuentes de trabajo e ingresos ( Binkhorst, 2008); un factor de mejoramiento de la infraestructura – vías de comunicación, servicios de salud etc. – que también benefician a las poblaciones locales (Organismos multilaterales como el BID tienen programas y financian proyectos para desarrollar “infraestructura productiva y turística); una fuente adicional de recursos para conducir políticas de preservación de la biodiversidad y del patrimonio cultural (García Carrillo, 2009), condición misma del atractivo del destino; un catalizador de iniciativas en el nivel local, por el carácter transversa del turismo (García M. et al, 2009) que abre posibilidades de “partnership” y arreglos tipo “clusters” entre el sector privado y las instituciones públicas, pero también entre todos los actores del desarrollo local (actividades primarias, artesanía, transporte etc.) (Jackson and Murphy, 2002); una fuente de orgullo nacional o local y de elevación de la autoestima en la población (Robinson, M. y Picard, D., 2006), al ofrecer a los locales la oportunidad de cultivar el arte ancestral del recibimiento y de compartir su cultura. Turismo e innovaciónEs importante destacar que en la medida del crecimiento en el volumen del mercado mundial del turismo, también éste ha crecido en innovación y sofisticación, potenciados en las últimas décadas por la dinámica de los desarrollos en las tecnologías de información y comunicación (TIC’s) y sus aplicaciones, al igual que por la evolución tecnológica en los sistemas de transporte aéreos, terrestres y marítimos, incluso por la compleja trama innovadora en la industria de la construcción, pero también por los nuevos enfoques abiertos a partir de los debates sobre desarrollo sustentable (la gobernanza de los proyectos, los modelos de repartición de los beneficios del turismo o los de desarrollo de la educación, la mercadotecnia enfocada en el mejoramiento de la calidad del servicio y lo relacionado con la experiencia turística de la clientela, etc.) Estos son algunos de los elementos que le permiten a (Scheidegger, E, 2006) responder afirmativamente a la pregunta más general desde el punto de vista de las teorías de la innovación: ¿hasta qué punto la innovación se ha convertido en una rutina que le permite a las empresas mantenerse a la delantera de la competitividad en la industria del turismo? Pero en realidad la innovación en turismo tiene sus particularidades. Por una parte, las que se asocian propiamente con el producto turístico, asimilado a un bien inmaterial, y su carácter como “experience good” (“bien experiencial”) o bien resultado de una experiencia que puede ser personal o colectiva. Por excelencia se trata de una experiencia individual “validada ex post facto por los consumidores, quienes la implantan en su memoria, e incluso construyen sobre ella” 8; pero también colectiva y compartida, tanto en el momento de consumir el bien – turismo de grupo, turismo familiar y otros- como antes y después del consumo por vía de las redes sociales – emergencia de comunidades virtuales con tema de destinos y experiencias de viaje-. Todo lo cual da al turismo un dinamismo innovador muy alto, particularmente dentro de la tendencia actual a la “customisation” o producto hecho a la medida del cliente. Este dinamismo entra en juego en relación con la ya reportada evolución en la opinión pública mundial respecto al tema ambiental. En conclusión, hay una tendencia muy fuerte a diseñar productos no solamente para el interés de experiencias personales de vinculación con la naturaleza y/o con la cultural local del sitio que se visita, pero también motivados por la conservación y preservación del territorio con sus recursos naturales y culturales. Por otra parte, la innovación en turismo tiene otros aspectos particulares que se relacionan con las especificidades de la I&D, del mercadeo o de la patentabilidad de los resultados, en algunos casos similares a la manufactura y en otros a los servicios. No obstante, en relación con este tema de la innovación, insistimos en que lo más importante es la capacidad innovadora de las organizaciones (privadas, públicas o comunitarias) a cargo del desarrollo del turismo en un sitio determinado. Es una dinámica que, en general, enfrenta la capacidad de producir cambios tecnológicos, económicos y organizativos en el mercado específico en que participa una organización, con la capacidad de otras empresas u organizaciones de variado tipo y carácter de la propiedad para responder eficientemente ante las acciones y cambios que produzcan sus competidores o que se activen en su entorno. A partir de esa dinámica competitiva, al mismo tiempo que co-operativa, se despliegan al menos en cinco categorías, como las llama (Nordin, 2003): Innovación en productos o servicios, Innovación en procesos, Innovación gerencial, Innovación en logística e Innovación institucional. Precisamente, esta última se refiere a los aspectos de colaboración o regulatorios que se hacen o se pueden promover en una comunidad y territorio determinado; un aspecto cada vez más importante en la medida que el desarrollo del turismo se entiende como un asunto de gestión territorial, Un asunto de gestión territorialEstá claro que hay una alto número de territorios, con gran variedad de actores involucrados, explorando las posibilidades de generar o aumentar su atractivo turístico, vislumbrando un motor de crecimiento y de desarrollo económico en capacidad de contribuir a la creación de riquezas y de bienestar, pero también para aumentar el “resplandor” de ese territorio, buscando además beneficios indirectos que puedan multiplicar el atractivo del territorio hacia metas distintas (otros inversionistas, nuevos habitantes, mundo académico, otros). No hay dudas que tantas veleidades inducen una competencia cada vez más intensa entre destinos turísticos en los escenarios regionales y mundiales. Pero la realidad turística puede ofrecer otra cara: el turismo, al igual que otros sectores económicos, necesita cuestionar ciertas condiciones de su desarrollo, en cuanto hay abundantes evidencias de que las actividades turísticas pueden contribuir a la degradación no solamente de los sitios visitados pero también de las condiciones de vida de la población local (Sharpley, 2002; y Pedersen, 2005). Esa degradación puede ser aún más grave cuando existen debilidades en las instituciones locales y en especial cuando su capacidad y actitud para la planificación y organización de la actividad es poco propicia a la incorporación de todos los elementos que permitan aprobar un examen de sustentabilidad del turismo. Entre los problemas ante los cuales se requiere de planes de gestión territorial y políticas claras están:
Por todo ello es obvio que las tensiones sociales y políticas no dejan de aparecer, al mismo tiempo que han crecido desde hace un par de décadas numerosas iniciativas individuales y colectivas a lo largo de la cadena de valor turística, que se proponen corregir esos desequilibrios y orientar la actividad turística hacia formas de desarrollo sustentable. Organizaciones mundiales, gobiernos nacionales y locales, comunidades, empresas y prestadores de servicios, universidades, comunidades de investigadores y ONGs en todas partes del mundo, exploran nuevos caminos para proponer y difundir buenas prácticas en favor de un desarrollo sustentable del turismo, las cuales se pueden resumir en el control de sus externalidades, pero también en la búsqueda de una gobernanza compartida; con la experimentación y la innovación como procesos claves para alcanzar esas metas. Buenas prácticas de desarrollo sustentableSe pueden mencionar aquí algunas de esas buenas prácticas, ya siendo adoptadas en numerosos destinos comprometidos en un desarrollo sustentable de su turismo; queremos subrayar que todos los territorios, incluyendo a aquellos posicionados en el turismo de masas, que sigue dominando la oferta en el nivel mundial, no solamente pueden pero también deben seguir ese camino.
El caso Ciudad Bolívar: el papel de los actores con sus interesesNuestro punto de partida, si atendemos a los conceptos más ampliamente aceptados sobre desarrollo sustentable, es que existe una gran variedad de actores involucrados en el desarrollo turístico local, cada quien con responsabilidades e intereses propios, los cuales tienen que nutrirse y articularse con el fin de coordinar iniciativas. La concertación, la co-construcción, la gobernanza compartida contribuyen a sumar energías y mancomunar esfuerzos y recursos. Entonces, cuando nos proponemos construir una propuesta de desarrollo turístico sustentable en un lugar como Ciudad Bolívar, se trata de elaborar un proyecto por y para los actores locales, a saber:
El potencial turístico identificadoEl amplio trabajo de diagnóstico que se ha llevado a cabo en Ciudad Bolívar durante los últimos 6 años 11, nos permite precisar y resaltar los pilares de su potencial turístico. Es decir, los elementos en los cuales apoyarse para construir una política turística exitosa y sustentable; esos elementos se comportan como atractivos directos para el turista o como factor facilitador que acompaña el desarrollo de las actividades turísticas. El Casco histórico: es el elemento central del atractivo particular de Ciudad Bolívar para los turistas, particularmente para los nacionales pero también para extranjeros; identifica la ciudad y le da carácter. Tiene un importante valor histórico para Venezuela, para otros países de la región y su evocación tiene alcance global: conocida como “Angostura” fue sede en 1819 del Congreso ante el cual Simón Bolívar pronunció su célebre discurso inaugural donde propone la creación de la que se conoce en la historia de Suramérica como la Gran Colombia; y anuncia una nueva Constitución antes iniciar la exitosa campaña militar por la independencia que lo llevó hasta los territorios de Perú y de Bolivia que toma su nombre. Esos acontecimientos históricos confieren a Ciudad Bolívar una notoriedad que se puede valorizar mejor en la propuesta turística. En conclusión: Ciudad Bolívar y su Centro Histórico poseen el potencial para volverse uno de los principales destinos de estancia cultural en Venezuela. Posee una riqueza cultural original con significado en el nivel nacional y en países vecinos, y resonancia en muchos otras regiones del globo. La creación y el desarrollo de Ciudad Bolívar es indisociable de la naturaleza excepcional que la rodea y de la cual ha dependido a lo largo de su historia. No sólo su original nombre se inspiró en el río que la baña y le da vida sino que la naturaleza reafirma su presencia y su papel como entorno paisajístico y como soporte de su desarrollo económico (pesca, oro, diamante, transporte y comercio fluvial). Como quiera que aprecie la ciudad, el Orinoco y sus 2.140 kilómetros de curso aparecen indudablemente en primer orden: describe un gran arco que delimita una naturaleza excepcional. Se forma por la unión de las aguas de unos 715 Ríos, sin tomar en cuenta los numerosos riachuelos, arroyos, caños y quebradas, que forman la mayor reserva hídrica del país; y hacen parte de la gran reserva hidroenergética que provee casi el 70% de la electricidad que se genera en todo el territorio nacional. La cercanía a destinos turísticos de gran notoriedad, con especificidad paisajística, cultural y científica reconocida a nivel mundial: gran parte del potencial turístico de Ciudad Bolívar, actual y futuro, reposa en su capacidad para “empoderarse” en función de valorizar un papel activo como “puerta de entrada” a los destinos de la Gran Sabana, Canaima, el Salto Ángel, los Tepuyes, el Delta y el Amazonas venezolano. No obstante, el diagnóstico ha mostrado que una gran cantidad de flujos turísticos hacia esos sitios no transitan por Ciudad Bolívar, y cuando lo hacen la Ciudad no logra convertir el turismo de transito (noche de alojamiento) en un turismo de estancia (“un viaje dentro del viaje”). En conclusión: Ciudad Bolívar posee la legitimidad para desarrollar un compromiso ambiental fuerte y afirmase como principal centro de distribución hacia los sitios eco turísticos de la Gran Sabana el Delta y el Amazonas. Es una Ciudad hecha de naturaleza y vinculada a un complejo ecosistema de valor excepcional, el Orinoco en primer plano Los planes de explotación de reservas por más de 200.000 millones de barriles de petróleo están en desarrollo desde los años 90 y el curso de su despliegue integral no hay dudas que transformará radicalmente la realidad económica, social, ambiental y geográfica de todo el Orinoco, particularmente de la rivera norte: desde el Estado Guarico hasta Delta Amacuro. Justo en Soledad, para referirnos sólo a los territorios más próximos, la lógica de una explotación petrolera a gran escala (un condominio con tres mejoradores de petróleo pesado y otros desarrollos productivos y urbanísticos) hará sentir su peso determinante en la estructura de todos los mercados de bienes y servicios que existen en Ciudad Bolívar, y también en su infraestructura. Particularmente relevante será el impacto sobre la vivienda, el empleo, el urbanismo, los servicios públicos, los servicios personales y las posibilidades de ocio y distracción, como consecuencia de las demandas proveniente de las miles de personas que trabajaran y realizarán su vida cotidiana con referencia a los recursos de hidrocarburo existentes al otro lado de la “Piedra del Medio”. Los nuevos asentamientos de población van a aumentar la zona operacional de Ciudad Bolívar en su función de espacio turístico, cultural, recreativo y de formación: se estiman que unos 500 mil venezolanos podrían trabajar en las distintas actividades productivas que se desarrollarán en toda la Faja Petrolífera del Orinoco (FPO) durante los próximos seis años, muchos de ellos asentados a 3 horas o menos de carretera hasta Ciudad Bolívar. El proyecto de la Faja Petrolífera del Orinoco ofrece a Ciudad Bolívar perspectivas de desarrollo turístico de gran amplitud: turismo de negocio, turismo recreativo, turismo cultural, turismo de formación profesional etc. Por otro lado, abre un espacio de innovación y de experimentación en cuanto a la forma de lograr una vinculación harmoniosa entre turismo y petróleo. Pero es importante que a lo largo del desarrollo de la faja del Orinoco, Ciudad Bolívar se vuelva un interlocutor presente y activo en relación con los proyectos petroleros, para adquirir “peso específico” en las decisiones y contribuir para orientarlas hacia valores de responsabilidad económica, social y ambiental. En particular, es de gran importancia modular la clase de profundas distorsiones socioeconómicas y ambientales que han ocurrido en otros centros de producción petrolera, tanto en Venezuela como en otras partes del mundo, y que ya están ocurriendo con los desarrollos en curso en los territorios de la Faja Petrolífera del Orinoco. En conclusión: Ciudad Bolívar puede y debe jugar un papel clave para lograr coherencia y complementariedades dentro del desarrollo regional alrededor del Orinoco. La faja petrolífera del Orinoco es una oportunidad para aprovechar. Venezuela, al igual que muchos otros países de América latina, se caracteriza por una débil institucionalidad, una fuerte inestabilidad política y en casos o épocas como la de Venezuela actualmente, una marcada polarización política. Alrededor de estas circunstancias frecuentemente se crean dificultades para el necesario trabajo participativo y el logro de una consensual visión de futuro entre los actores. No obstante, hemos podido constatar que en relación con Ciudad Bolívar existe un consenso, tanto local como nacional, acerca del potencial turístico de la ciudad, incluso sobre aspectos medulares de la manera como puede ser desarrollado y los actores que deben intervenir en su valorización. Es muy importante que un proyecto de desarrollo turístico cuente con esta clase de consenso de todos los sectores sin importar la posición económica, social, política e incluso partidista. En concusión: La convergencia de visiones de los actores locales en relación con el turismo es una base sólida sobre la cual se pueden construir proyectos de largo plazo que aportarían continuidad a los desarrollos. Un consenso en las instituciones y en la ciudadanía acerca del potencial turístico, que incluso rebasa las fronteras sociales y la polarización política. Al cruzar el potencial de desarrollo turístico identificado con los desafíos territoriales a nivel económico, social y ambiental, y tomando en cuenta las capacidades disponibles (recursos económicos, capacidades profesionales, motivación de los actores), se puede construir una ambición de imagen turística de Ciudad Bolívar con objetivos claros que perseguir. Para construir una imagen de destino turístico y un sector económico integradoSe trata enfocarse en un manejo ejemplar del patrimonio, tanto cultural como natural, con participación pública, privada y ciudadana. Más específicamente, ese objetivo principal se puede descomponer en 4 objetivos estratégicos: 1) Hacer del turismo un motor de prosperidad económica y social así como factor de competitividad de la ciudad. Ciudad Bolívar necesita densificar y fortalecer su tejido económico, estimulando sectores económicos con altas perspectivas de crecimiento y desarrollo. El turismo, con su capacidad de encadenamiento con casi todos los otros sectores económicos locales, puede ejercer un significativo efecto de palanca sobre la economía local. Organizaciones especializadas en el tema (OIT) han demostrado que en los países emergentes un empleo turístico puede crear entre 2 y 3 empleos indirectos, por sus relaciones transversales y su efecto multiplicador. 2) Hacer de Ciudad Bolívar el destino venezolano de referencia por la ejemplar integración de su identidad cultural con su entorno natural. La estrecha vinculación existente entre cultura y naturaleza en Ciudad Bolívar ofrece al Municipio una oportunidad para instaurar un proceso de mejora continua y de innovación en materia de responsabilidad ambiental, en beneficio de la calidad de vida de los ciudadanos, del atractivo turístico del destino y de su imagen en la escena venezolana e internacional. El Barrio El Zanjón posee todas las características para actuar como proyecto piloto en ese tema, migrando de su “estatus” de barrio marginal, para jugar un papel clave en la revitalización tanto arquitectónica como social del casco histórico. 3) Recuperar la capacidad de negociación de Ciudad Bolívar como capital legitima del estado, apoyándose en el turismo como factor de prestigio. En las últimas décadas, Ciudad Bolívar ha perdido el esplendor que la había caracterizado, debilitándose en el plano demográfico, económico, urbanístico, y en casi todo lo demás. No se trata de manejar una visión nostálgica del pasado, pero sí de utilizar el turismo para ganar las fuerzas que le permitan crecer en modernidad y en reconocimiento regional y nacional: desarrollo urbano, embellecimiento, preservación ambiental, integración social ... 4) Garantizar la continuidad del proyecto turístico en el corto, mediano y largo plazo. El éxito de un proyecto de desarrollo turístico reposa en la participación de todos los actores, sin importar su posición o condición económica, social y política, pero también en la constancia de los esfuerzos dedicados. Por el momento, se nota un ensamble de iniciativas poco coordinadas entre ellas y en el tiempo, así como cierta falta de continuidad en la política y en la gestión. Es importante instaurar mecanismos que permitan inscribir la estrategia turística en un proceso de desarrollo sostenido y pertinaz. Los ejes de la estrategiaLa estrategia de desarrollo turístico tiene que aportar orientaciones claras sobre cómo trabajar para alcanzar los objetivos mencionados anteriormente. En ese sentido, en el caso de Ciudad Bolívar el Primer Objetivo es hacer del turismo un motor de prosperidad económica y social así como un factor de competitividad para toda la ciudad. Entonces la estrategia debe: 1) respaldar un esfuerzo de mejora en la infraestructura urbana que además permite la correcta recepción del turista: terminal de pasajeros, electricidad, alumbramiento, transporte, basura, tratamiento de aguas residuales; 2) concentrar esfuerzos en la recuperación en el Paseo Orinoco y en El Zanjón con sus zonas aledañas: como claro mensaje a todos los sectores sociales acerca de lo que se puede y se debe hacer en el plano urbano y en la dinámica económica y social; 3) incentivar el emprendimientos turísticos de todos los niveles, con particular atención sobre las especificidades y necesidades de capacitación y financiamiento de los emprendimientos artesanales, populares y comunitarios; 4) dando importancia a una política municipal que estimule la inversión de los particulares en favor de proyectos que involucren la recuperación del Casco Histórico: reconstrucción y limpieza de las fachadas, atención a las casas abandonadas y claramente deterioradas; 5) desarrollar animación y espacios de vida social donde se encuentren habitantes y turistas; 6) fortalecer con el turismo al tejido productivo y de servicios locales: artesanía, pesca, comercios; y 7) favorecer la coordinación de los sectores público y privado: módulo de cogestión, fortalecimiento de la Dirección de turismo, modulo de información para los turistas, y sobre las orientaciones del turismo en la ciudad. El Segundo Objetivo es hacer de Ciudad Bolívar un destino de referencia para los venezolanos, en la medida expresa la integración de su identidad cultural con su entorno natural. Entonces la estrategia debe: 1) asumir la integración de la naturaleza al proceso de modernización urbana: panoramas al río, valorización de la piedra, cuidado a los jardines y a los árboles; 2) Involucrar a la población en la preservación del patrimonio ambiental: limpieza, cuidado del río, pesca responsable; 3) Desarrollar dentro de la ciudad un proyecto de conocimiento e interpretación de la naturaleza circundante y las culturas autóctonas: La Gran Sabana, los Tepuy, la selva, los ríos, la fauna, la flora, y las comunidades indígenas de la región; 4) promover la reflexión y las soluciones para responder a los desafíos ambientales del desarrollo de la Faja Petrolífera del Orinoco; 5) integrar coherentemente la política de desarrollo económico y social en los barrios con la política de desarrollo del turismo y de gestión integral del territorio: Los barrios El Zanjón y Perro Seco tienen un papel mayor que cumplir, como ejemplo y como proyecto piloto, un recurso clave para impulsar en la base de la sociedad el emprendimiento individual o colectivo, con su mecanismos de cooperación y solidaridad, pero innovadores y competitivos ; y 6) lograr la incorporación de Ciudad Bolívar a prestigiosas redes de sitios ejemplares: patrimonio mundial de la UNESCO, en primero orden. El Tercer Objetivo es recuperar la capacidad de negociación de Ciudad Bolívar como capital legítima del Estado Bolívar, apoyándose en el turismo como factor de prestigio y elemento “empoderador”. Entonces, 1) hay que dar visibilidad nacional e internacional a los atractivos turísticos, sus ventajas competitivas y los valores que sustentan la visión de largo plazo: a los turistas, a los medios de comunicación y comunicadores sociales especializados, tanto nacionales como extranjeros; 2) promover los esfuerzos y los compromisos políticos en favor del desarrollo de Ciudad Bolívar, tanto en el nivel regional como nacional e internacional; 3) reivindicar la presencia e intereses de la ciudad en los centros de decisión nacional y regional; 4) fortalecer en las instituciones públicas y privadas las funciones del turismo, la cultura y el ambiente así como el nivel técnico y de comunicación de los funcionarios a su cargo; y 5) promover con transparencia la participación en este esfuerzo de todos los actores y sectores de la Ciudad: pues los beneficiará a todos. Por último, el Cuarto Objetivo es garantizar la continuidad del proyecto turístico en el corto, mediano y largo plazo. Por ello la estrategia debe: 1) adoptar un esquema de desarrollo turístico compartido, con responsabilidades claramente definidas a corto, mediano y largo plazo; 2) formalizar alianzas estratégicas basadas en la confianza y el mutuo provecho, para acompañar al desarrollo turístico: instituciones de formación y de capacitación, en especial en turismo; cooperación internacional descentralizada, académica, ONG’s; 3) Promover activamente espacios y momentos programados de reflexión y concertación que integren a todos los actores y a todas las comunidades; y 4) fortalecer la función de Ciudad Bolívar como Centro Regional de Capacitación y de Formación, en tanto que complemento virtuoso de la economía turística. Estos cuatro ejes de la estrategia deben también orientar las ideas claves a resaltarse en la política clientela-producto. En el caso de Ciudad Bolívar tiene más importancia lograr un crecimiento del movimiento turístico total, que un aumento en la capacidad total de alojamiento (a excepción de productos de alojamiento “de nicho”, pues están en capacidad de generar su propia clientela sin competencia directa con otras empresas): en efecto, las tasas de ocupación de los hoteles y posadas existentes necesitan recuperar los niveles de hace cinco años para que crezca la motivación, la confianza y las solidaridad entre los actores, así como las posibilidades económicas para invertir en el mejoramiento de las instalaciones. Debido al contexto nacional (política monetaria y de cambio, inestabilidad política, imagen general de inseguridad…), el potencial de clientela adicional que se puede activar a corto plazo se ubica dentro del mercado interno: es decir que los esfuerzos de mercadeo deben enfocarse con prioridad en los Venezolanos. Paralelamente es muy importante preservar el nivel actual de movimiento turístico internacional, y apoyar a los prestadores de servicios locales que manejan contactos directos con los mercados fuente (posadas, agencias de viaje) ya que de esa manera se maximiza los beneficios en la economía local. Hay que anticipar desarrollos de clientelas nuevas a mediano y largo plazo, a saber: 1) visitantes desde la Faja del Orinoco, que tengan motivación turística, recreativa o profesional, 2) clientelas extranjeras, cuando el contexto general del país avance un poco y cuando Ciudad Bolívar haya iniciado su proceso de mejoramiento de la infraestructura básica. Desde el punto de vista práctico, se trataría de traducir la visión estratégica en un plan de manejo operativo en materia de infraestructuras, de estructuración de la oferta turística, de promoción y de comunicación, de animación y de capacitación, de organización turística que desplegar. Todo de tal modo que las acciones seleccionadas contribuyan para alcanzar los objetivos estratégicos definidos. También las acciones deben inscribirse en el proyecto global del territorio, es decir coordinarse con las otras políticas de la Alcaldía y con las iniciativas de los actores locales, con tal de hacer sinergia entre los esfuerzos y lograr mayor eficiencia. ConclusiónEl turismo, un fenómeno mundial de gigantescas magnitudes, todavía padece por una falta de comprensión y reconocimiento en el nivel de la política de gestión y desarrollo territorial; no se percibe toda su importancia y en muchos casos ni siquiera se entiende el papel que juega o puede desempeñar en la construcción de estrategias de desarrollo sustentable para grandes territorios, con impactos previsibles sobre significativos números de la población actual, sobre las generaciones futuras y sobre toda dinámica competitiva de una economía local regional o nacional. Esa falencia es debida en primer lugar al predominio de una visión estrecha según la cual el turismo se reduce a una actividad comercial, en las manos de operadores privados; mientras que desde la perspectiva de los equilibrios macroeconómicos, es simplemente una fuente de divisas para equilibrar las cuentas externas, o un sector donde se generan puestos de trabajo, especialmente para jóvenes, lo que atenúa las presiones sociales y políticas. Pero en segundo lugar, no por ello menos importante, el problema fundamental es que apenas se empieza a entender la complejidad del sector: es muy reciente el turismo como tema de reflexión y en especial como objeto de planificación pública. Sólo en los últimos treinta o cuarenta años, particularmente con la progresiva apertura de muchos territorios al gran mercado del turismo global, cuando se empezó a plantear con más consistencia la compleja trama de temas y dimensiones involucradas (infraestructuras, ordenamiento territorial, transversalidad, marketing, impactos ambientales y muchos otros) y la tremenda variabilidad de toda esa gran economía que está sujeta a modas, inestabilidad política o monetaria, situación sanitaria y, sobre todo eso, la extraordinaria dinámica innovadora que afecta constantemente la competitividad de territorios completos y no sólo de las unidades empresariales a cargo del negocio directo. Esas dos grandes determinantes de la situación han conducido a muchos destinos a tener que sufrir y soportar las consecuencias negativas del turismo, expresadas en el nivel económico, social, cultural y ambiental. Mientras que en pocos lugares se ha producido una efectiva y seria movilización de la atención política, para abrir espacios de discusión y decisión necesarios para elaborar una visión política de futuro, en favor de un desarrollo turístico controlado y responsable. En particular, el carácter extraordinariamente transversal del turismo implica adoptar una gobernanza compartida la cual incorpora a la mayor cantidad posible de los actores (políticos, operadores privados, instituciones públicas, comunidad local, sociedad civil) directa o indirectamente involucrados en el proceso de desarrollo turístico, en su dinámica innovadora y en sus impactos. Esa gobernanza sólo se entiende cuando involucra un diagnóstico compartido, una reflexión estratégica concertada y la implementación de un plan de manejo operativo mancomunado. Pues no hay éxito sustentable si no se cruzan miradas, se concilian intereses y suman esfuerzos. En el caso de Ciudad Bolívar, hace falta ir más allá del contexto adverso de una extrema polarización política que con frecuencia bloquea las posibilidades para construir esa gobernanza. Pareciera que están dadas casi todas las demás condiciones para que se produzca ese manejo operativo mancomunado, de manera de afirmar y defender una visión a futuro de desarrollo turístico sustentable que comparten todos los actores directa o indirectamente involucrados pero que no se ha podido descompartimentalizar. Se requiere que esa visión compartida y argumentada, que da peso al territorio para aumentar su poder de negociación según una lógica “bottom-up”, logre un funcionamiento harmónico. Para que los actores locales mismos, puedan sentarse a la mesa de discusión de esos grandes proyectos vecinos, en la Faja Petrolífera del Orinoco, con fuertes impactos fuertes sobre el territorio, particularmente desde la perspectiva ambiental, atendiendo también a las reflexiones y decisiones de los otros niveles administrativos: regional y nacional. También esa desconpartimentalización es condición sine qua non para la inscripción de Ciudad Bolívar en la lista del patrimonio mundial de la UNESCO, que además necesita integrarse a redes internacionales que le den visibilidad y oportunidades adicionales para beneficiar de experiencias y experticias exteriores. Por último, y no por eso menos importante, consciente de esos retos Ciudad Bolívar está accionando esas palancas con la ambición de sostener una cerrada lucha a largo plazo contra la pobreza y la marginalidad que involucra casi seiscientos barrios perfectamente identificados, incluso dentro de los espacios del Casco Histórico, su gran atractivo turístico. Se trata de abrir perspectivas sociales para las generaciones que vienen, particularmente para los habitantes de esos barrios, rescatar un patrimonio arquitectónico a punto de desaparecer y empoderarse de su papel como capital regional con tal de defender el valor ambiental, cultural y social de su propio territorio y las extraordinarias zonas naturales aledañas. BibliografíaAnduiza, E. Et al, (2006), “Opinión Pública y Medio Ambiente”, Editorial GRAÓ, de IRIF, SL, Barcelona, http://www.oei.es/salactsi/opyma.pdf Betancourt García, M. 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