Yajaira Freites*
RESUMEN: En el presente trabajo se describe una relación academia-gobierno-industria. El Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), un instituto estatal de orientación académica, promovió una solución para un problema de salud pública mediante la creación de una planta de producción de derivados sanguíneos (PPDS); para ello estableció alianzas con el Estado venezolano que acogió el proyecto y se constituyó en financista del mismo, mientras que el IVIC aportaba su capital intelectual. Se creó una interfase empresarial (Quimbiotec, C.A.), posibilitándose el surgimiento de una empresa farmacéutica dentro de la cual se produjo un proceso de aprendizaje (learning by doing), el cual se relata de manera sucinta. La experiencia descrita muestra como la interacción academia-gobierno-industria, en el contexto latinoamericano puede dar ocasión a situaciones un tanto distintas a lo que acontece en el mundo desarrollado. |
ABSTRACT: |
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En el marco de las instituciones científicas venezolanas, el IVIC constituye una referencia obligatoria, ya por su prestigio nacional e internacional, el sistema de evaluación de sus investigadores, su productividad científica; así como por el peso, que la comunidad de sus investigadores han tenido en los organismo de decisión política, ya en la directiva del Consejo Nacional de Investigaciones Científica y Tecnológicas (CONICIT), en las comisiones técnicas de evaluación para financiamiento de investigaciones, becas, premios, entre otros.
Pero el IVIC también tiene una parte utilitaria aunque no tan visible. Si bien la cultura hacia la investigación básica se ha arraigado fuertemente en el Instituto, contribuyendo a que sus investigadores no se sientan estimulados hacia la realización de proyectos aplicados; aun así, algunos de ellos la realizan y un poco menos de la mitad se involucra en la prestación de servicios y asesorías al propio gobierno, a empresas publicas y privadas (Freites, 1999).
A mediados de los setenta en el IVIC emergieron varios proyectos de investigación orientados a la aplicación en los campos de la catálisis, la ingeniería eléctrica y agronomía tropical. Fue en ese ambiente en que creció la idea de poner en marcha una planta de fraccionamiento de derivados sanguíneos (1978) (Freites, 1995). Al contrario de los otros proyectos donde los investigadores responsables emigraron y/o terminaran capitulando ante la presión de la cultura de la ciencia básica, la idea de la planta de plasma se quedó en el IVIC y su puesta en práctica fue llevada a cabo por las propias autoridades del Instituto.
Este trabajo ilustra como el IVIC, a pesar de su cultura institucional de ciencia básica, instrumentó alternativas para resolver los desafíos financieros, organizativos y tecnológicos de un proyecto de construir y poner en funcionamiento una nueva industria para el país, como es la Planta Productora de Derivados Sanguíneos (PPDS); pero, al examinarse la experiencia en términos del aprendizaje institucional, encontramos que sólo abarcó a los directivos del Instituto. ¿Cuáles son las razones para que ello haya ocurrido? ¿Por qué los laboratorios del Instituto no se involucraron al menos durante el proceso de transferencia de tecnología? ¿Por qué, sólo a partir de un momento, algunos laboratorios entablan relaciones con la PPDS? Pretendemos dar algunas respuestas y adelantamos la hipótesis que las alternativas desarrolladas por el IVIC para llevar a cabo el proyecto se llevaron al “margen” de la estructura académico administrativa del IVIC, y, por consiguiente, sin llevar a cabo ninguna reforma de aquella. Finalmente, el caso que exponemos está basado en una reconstrucción histórica que combinó datos provenientes de entrevistas a los actores y de la documentación del proyecto 1.